La dependencia hacia los dispositivos digitales se evidenció con el aburrimiento que llegó de la mano de los apagones. Si bien el aburrimiento es una sensación, que todos hemos sentido alguna vez, tal parece que, con los hábitos actuales, en algunos casos llega a ser un sentir crónico.
Dorothy Parker dijo que «la cura para el aburrimiento es la curiosidad», y en realidad la curiosidad nos empuja a explorar, a aprender, y a conectar con el mundo que nos rodea, manteniéndonos activos y comprometidos.
Por su parte,Todd Kashdan, autor de “Curious? Discover the Missing Ingredient to a Fulfilling Life” (2010), argumenta que la curiosidad es un motor esencial para el crecimiento personal. Según Kashdan, cuando somos curiosos, estamos más dispuestos a tomar riesgos, a probar cosas nuevas y a aceptar el cambio. Esta apertura al mundo y a sus infinitas posibilidades no solo nos cura del aburrimiento, sino que nos lleva a una vida más rica y plena.
Albert Einstein, reconoció el poder de la curiosidad cuando dijo: “No tengo talentos especiales. Solo soy apasionadamente curioso”, y claro está que no se refería al chisme, ni a lo que pasa en la vida ajena. Podemos cultivar la curiosidad a diario, haciendo más preguntas, buscando más respuestas, explorando nuevos intereses, interactuando con diferentes personas, leyendo y aprendiendo cosas nuevas, en fin, saliendo de la burbuja que habitualmente habitamos, ya que como Tove Jansson dijo, al perder la curiosidad en cierta forma morimos, porque nos quedamos estancados en lo que ya sabemos.
Visto así, el aburrimiento no es el enemigo, sino una señal de que necesitamos cambiar algo en nuestra vida, y la curiosidad es la chispa que enciende nuevas ideas y acaba con el aburrimiento. (O)
@ceciliaugalde
