En este mes de octubre, dedicado al adulto mayor, se generan una serie de interrogantes preocupantes y estremecedoras, por lo que es oportuno mencionarlas en función de concientizar sobre el maltrato que sufren este importante grupo poblacional, los llamados estereotípicamente “viejos”.
Una fecha, que casi pasa desapercibida, porque no pensamos que vayamos a llegar a ser “viejos”, o que falta mucho para serlo y que nunca vamos a morir, incluso como que los líderes creen que no van a envejecer o se confían que van a tener el cuidado de sus familiares, amigos y más allegados, empero que, a la hora de actuar como que desaparecen, adicionando maltratos a una estadística que atemoriza.
En el 2050, habrá igual número de adultos mayores y jóvenes, que generan preguntas como: ¿Quiénes se encargarían de cuidar a los adultos mayores y cuáles serían los roles de los gobiernos y estados? ¿Seguirán recibiendo maltratos y que en cifras evidencia que más del 15 % de la población adulta mayor sufre de maltrato en Ecuador?, siendo un subregistro porque pocos lo denuncian, antes, por el contrario, aparecen más maltratadores, considerándose que la mayor cantidad de sujetos que maltratan son miembros de la misma familia.
¿Por qué se les cosifica o acaso los adultos mayores dejaron de ser humanos? ¿Por qué las leyes en favor de ellos no se tramitan con agilidad en relación con otras? ¿Por qué no se socializa la reciente Ley Orgánica del Adulto Mayor? ¿Por qué presenciamos adultos mayores mendigando en busca de atención médica sin seguro social? No pensemos mucho en los corruptos, delincuentes, estafadores y afines, porque ellos, con mucho dinero, capaz que no llegan a ser adultos mayores porque en este mundo todo se pasa factura.
Acciones negativas del hombre contra el “viejo” confirman su crueldad, que corrobora con lo que preconizó Hobbes: “El hombre es el lobo del hombre”. No hablemos mal de seres humanos, por ello bien sentenció Pitágoras: “Más le vale a un hombre tener la boca cerrada, y que los demás le crean tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es”. (O)