En el último año el número de personas con la más baja calificación en el buró de crédito se duplicó, por créditos impagos.
Desde el 2019 los ecuatorianos han enfrentado una serie de complicaciones: dos paros nacionales, la pandemia, la inseguridad y ahora los cortes de energía, que han incrementado el desempleo y la quiebra de los negocios; lo que ha orillado al ciudadano a obtener créditos indiscriminadamente, que lo tienen sobreendeudado.
Según un estudio de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD), la Universidad San Francisco de Quito y Equifax, los ecuatorianos pueden llegar a tener entre 13 y 19 operaciones crediticias simultáneas, no solo en la banca y las cooperativas, sino en casas comerciales.
Para César Coronel, de Defensa Deudores Ecuador, ese número de créditos resulta inmanejable y esto ha desencadenado en que en el último año el sobre endeudamiento de los ecuatorianos haya crecido, mientras su capacidad de honrar las deudas se ha reducido.
Entre marzo del 2023 y marzo del 2024 el número de personas que tenían la calificación crediticia más baja, según el Buró de Crédito, casi se duplicó, pasó de 6,44 % a 10,12 %. Además, 3 de cada 10 personas con créditos registraron atrasos.
Según la última encuesta publicada por Click Report, de junio pasado, la mayor preocupación de los ecuatorianos guardaba relación con las dificultades económicas (47,24 %): al 24,34 % le inquietaba el desempleo, al 13,68 % las deudas y la incapacidad de pagar los créditos; y al 9,21 % la crisis económica.
El sobreendeudamiento viene desde el Estado
Según el economista Miguel Rossignoli, el sobreendeudamiento que actualmente viven los ciudadanos es el resultado del sobreendeudamiento del Estado, la actual deuda pública sobrepasa los 80 mil millones de dólares; pese a eso, el desperdicio de recursos continúa.
“Por años nos endeudamos en obras cuyo pago del servicio no solventaba los costos, es decir, se subsidiaba; como no alcanzaba para dar mantenimiento, hacía falta otra deuda, así hemos llegado a la situación en la que estamos; pese a eso seguimos gastando en cosas innecesarias, como financiar las campañas políticas”, afirmó Rossignoli.
Para el economista, lo preocupante es que el Gobierno para pagar las deudas solo tiene dos fuentes: la extracción de recursos naturales y los impuestos; la primera se agotó cuando en el 2015 se acabó el boom petrolero y lo único que queda es la segunda, por eso las tasas e impuestos cada vez son mayores, asfixiando la economía de los ciudadanos.
Deuda para seguir funcionando
Para Coronel, este nivel de endeudamiento es producto, en gran parte, de las crisis que ha enfrentado el país en los últimos años, que han desencadenado en la quiebra de las empresas y en el aumento del desempleo.
Precisamente, para no cerrar sus negocios, en este momento debido a la falta de electricidad, Gabriela Uquillas, directora de la Cámara de Comercio de Guayaquil, recalcó que muchos empresarios y emprendedores han debido endeudarse, esta vez para comprar generadores de energía o para pagar el combustible que estos usan.
“No hay electricidad más cara que la que no se tiene, por eso los comerciantes, industriales y el sector productivo se ha volcado a buscar energía que le permita trabajar, eso encarece la prestación del servicio y obliga al endeudamiento, sin embargo, la peor opción es cerrar las operaciones, porque algo de ingreso se tiene”, afirmó Huquillas.
En el Gobierno se ha anticipado que en los próximos días se remitirá a la Asamblea Nacional una nueva ley económica urgente, para dar alivio financiero a los ecuatorianos.
Tanto los analistas, como la empresaria coinciden en que esta ley debería obligar a que, tanto la banca pública, como la privada suspendan los mecanismos de coactiva y permitan aplazar los cobros, por lo menos mientras dure la crisis energética, para que, con este respiro, la gente pueda solventar la disminución de las ventas y pérdidas, provocadas por la falta de luz.
Además, se pide que los entes gubernamentales, como el IESS, el SRI y los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) también se solidaricen con el ciudadano, extendiendo el pago de los servicios hasta por lo menos marzo, mes en que se estima se termine la sequía.
Falta de educación financiera
Aunque existen factores que se salen de las manos, como la serie de crisis que ha tenido el país, que han degenerado en quiebra de empresas y despidos; César Coronel señaló que también hay que considerar que el 62 % de los ecuatorianos no tiene cultura de ahorro y el 53 % cubre sus gastos diarios con créditos.
Ante esta realidad, el experto dio algunas recomendaciones: las personas deben planificar sus deudas, estas no deben sobrepasar el 40% de sus ingresos; solo se deben diferir bienes o servicios durables, como una casa o un auto; pagar de contado los gastos corrientes como los víveres.
Sin embargo, si usted cayó en el sobreendeudamiento, el experto señala que “no es el fin del mundo”, toda deuda tiene solución, aunque lo menos recomendable es refinanciar, porque se termina pagando interés sobre interés.
“Los que han sido demandados, tampoco es el fin del mundo, incluso es una puerta abierta para negociar en mejores condiciones; lamentablemente muchas personas acuden como primera opción al refinanciamiento, que no es financieramente recomendada”, recalcó el experto.