Enclavada en el corazón de Cuenca, la Casa de las Posadas es una joya de la arquitectura colonial de la ciudad.
Su fachada, sencilla y austera, encierra una historia de más de dos siglos. Con paredes de adobe y bahareque, cubierta de tejas y piso empedrado, este edificio de dos plantas ha sobrevivido al paso del tiempo.
Desde su construcción en 1806, la casa ha sido testigo de innumerables momentos históricos y sociales, y fue declarada Patrimonio Nacional en 1982, en reconocimiento a su valor histórico y arquitectónico.
Ubicada en el barrio de San Sebastián, la Casa de las Posadas es uno de los pocos ejemplos que quedan de las construcciones coloniales en Cuenca.
De acuerdo con el libro Cuenca. Guía de Arquitectura, publicado en 2007, esta vivienda es un modelo ejemplar de la arquitectura colonial local.
Hoy, bajo la administración de la Dirección de Áreas Históricas la casa no solo se conserva como un vestigio del pasado, sino que también ha cobrado vida con una agenda cultural diversa.
La Municipalidad, tras una restauración integral en 2006, ha puesto en marcha una serie de eventos artísticos y culturales que revitalizan el espacio.
Nancy Álvarez Vanegas, responsable de la Casa de las Posadas desde hace diez meses, destaca la importancia de las actividades con la comunidad, que interactúa directamente con artistas locales, conociendo sus procesos creativos e historias detrás de cada obra.
Uno de los atractivos de la casa es un antiguo nogal que se encuentra en el traspatio. La historia de este árbol se entrelaza con leyendas de tesoros escondidos.
Según una investigación de la historiadora Marlene Ullauri, se dice que bajo las raíces del nogal reposa un tesoro, aunque quienes osen desenterrarlo sufrirían las consecuencias de una antigua maldición.
La historia se remonta a los inicios de la construcción de la casa, cuando se encontraron agujeros en la tierra, pero la base del nogal permaneció intacta, reforzando la idea del escondite.
La Casa de las Posadas también se destaca por su ubicación estratégica en la antigua ruta hacia la Costa, lo cual le permitía alojar a comerciantes e indígenas que llegaban a Cuenca para intercambiar sus productos en los mercados de la ciudad.
Esta funcionalidad dio origen a su nombre.
Trazado y estructura de la ciudad
Gabriela Torres, arquitecta del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), explica que la disposición urbana de Cuenca responde al trazado hipodámico, un modelo de origen romano adoptado en el Renacimiento Europeo y traído a las colonias.
La ciudad se organiza alrededor de un parque central, rodeado de los edificios más importantes: iglesias, residencias de familias poderosas y construcciones administrativas.
Esta estructura refleja la jerarquía social y la distribución del poder en la época colonial.
En cuanto a la arquitectura, confirma que Cuenca cuenta con muy pocos ejemplos de viviendas coloniales.
Según Torres, entre las más notables se encuentran edificaciones que están en la Calle Larga, la avenida Loja y la Casa de las Posadas.
La arquitecta subraya que la mayoría de las construcciones llamativas en el Centro Histórico son de estilo neoclásico francés, un fenómeno que se dio durante el boom económico de la exportación del sombrero de paja toquilla y la cascarilla a inicios del siglo XX, ya en la época republicana.
En tanto, la arquitectura colonial en Cuenca se caracteriza por su sobriedad. El adobe y el bahareque fueron los materiales predominantes.
Estas construcciones se centraban en la vida familiar, con un modelo inspirado en la casa andaluza de patio, traspatio y huerta, que organizaba los espacios alrededor de patios interiores.
Estos patios, que servían como núcleos de vida social y familiar, continúan siendo un elemento relevante en el diseño de viviendas contemporáneas.
Además de la estructura de las viviendas, Torres resalta la importancia de los portales y soportales. Los portales forman parte del mismo inmueble, pero generan espacio público, mientras que los soportales, ubicados en la planta alta, establecen una conexión entre el interior y el exterior.
El patrimonio, según Torres, no debe ser visto como algo estático o inmutable. La sociedad y sus construcciones han evolucionado, y el patrimonio debe adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. Algo así como ocurre en la Casa de las Posadas, un espacio donde el arte, la cultura y la comunidad se encuentran para mantener viva la memoria de Cuenca. (I)
Actualización de normativas conservación patrimonio
Torres, destaca la necesidad de actualizar las normativas para restauración y conservación del patrimonio.
Torres señala que, inicialmente, estas reglas imponían restricciones que museificaban las edificaciones. Sin embargo, los expertos han debatido sobre la importancia de adaptar la conservación al presente, creando espacios que respondan a las necesidades contemporáneas.
En Cuenca, la ordenanza de 2010 fue reformada en 2022, pero de manera parcial. Según Torres, es urgente una reforma integral que respete elementos como la teja y los patios, y que recupere la habitabilidad del Centro Histórico, priorizando a los ciudadanos sobre los turistas.
Además, plantea la idea de impulsar un debate que permita normativas flexibles y adecuadas a los nuevos modos de vida, para seguir construyendo un patrimonio que dialogue con el futuro. (I)