Así es. Tal parece que la política que lleva adelante el correísmo trata de eso: ser caprichosos, vulgares, chendosos y hasta amenazadores. Se estará preguntando: ¿de qué diablos hablo? Pues tómese un momento para contarle lo que hicieron los concejales acomplejados en la sesión solemne por la conmemoración de los 204 años de la Independencia de Cuenca.
Resulta que estos ciudadanos, que perciben mensualmente un sueldo de casi 2.500 dólares, publicaron un comunicado diciendo que no asistirán al evento porque el presidente también ha sido invitado. ¡Qué infantiles! ¡Qué inmadurez política! Ponerse en esa pelea de guambras resentidos porque, supuestamente, el mandatario no ha cumplido con sus ofrecimientos.
Híjole. Siendo así, veamos si estas “joyas” de concejales han cumplido a rajatabla con lo que ofrecieron en campaña. Hasta ahora, la gente sigue esperando que entre en vigencia la ordenanza que controla que dos personas viajen en moto. Tal vez la norma que unifica el pasaje del tranvía con el de los buses. O, de pronto, la que regula los ruidos escandalosos en la ciudad. Nada de eso, ¿verdad?
Pero eso sí, para hacer el relajillo, como en la Asamblea Nacional son campeones. No tienen “competencia”. Son los que gritan como verduleras en un mercadillo. Los que siembran la indisciplina en los debates. Los que se lanzan papeles o quieren caerse a quiños con el que no es parte de su secta. O los que solo “fiscalizan” para buscar impunidad o emprender juicios políticos contra sus oponentes. ¡Qué bajeza!
Mejor aprendan del resto de políticos. Si la política se ejerciera con caprichos, el alcalde de Cuenca no habría invitado al presidente del Ecuador. A esos bandos les tocó hacer tripas corazón y compartir un evento ciudadano. Los resentimientos déjenlos para otro momento. ¡Avíspense! Los ciudadanos se merecen líderes que atiendan sus necesidades, no peleles que publican una hojita en Facebook manifestando su malestar. Propongan, dejen de quejarse. (O)
