Para Nietzsche, con este nombre en su obra, dice que el hombre tiene que ser superado, al avizorar que su destino era la decadencia. Lo que nos puede suceder en el país, ahora mismo, con muestras de metástasis, purga, chats revelados sin custodia, sanción a la Vicepresidenta sin sueldo, que todos estos casos alarman sin parangón, cuando se ha desvalorizado la representación publica, evidente, o que antes hacían iguales o peores trafasías, pero no se contaba con posibilidades de develar las comunicaciones entre personajes públicos, a través del WhatsApp y las redes sociales, que para todos los casos resulta el denominador común, para la divulgación generalizada de mañosas y peligrosas prácticas que afectan a la vida nacional.
Que podemos hacer como ciudadanos, además de inquietarnos, sabiendo en que manos se encuentran los destinos patrios, es la pregunta del día a día, siempre se repite las mismas circunstancias cuando estamos cerca de las urnas, sabemos casi con certeza por quienes no sufragar. Lo que no acertamos finalmente es a quienes damos nuestro respaldo. Y claro este factor se deriva de no disponer de organizaciones políticas serias con sus ideologías cuando son gobiernos, y se apremian urgidos a solucionar como puedan las contingencias, dando palos de ciegos. Para muestra basta un botón, de la caída libre de los apagones, sin observar a distancia corta soluciones a este crucial servicio para la vida de la gente.
Seguimos implorando las lluvias, que resultan insuficientes para hacer funcionar a las plantas hidroeléctricas, sin haber tomado por parte de los regímenes últimos previsiones elementales, para cubrir la energía en los estiajes. Solo queda rogar a San Pedro se acuerde de este maltratado pueblo y lo peor de todo, es que este pedido cada vez es más difícil de cumplirse, por cuanto es mayor la necesidad del fluido eléctrico y nos encuentra en el siguiente estiaje, sin alternativa, sufriendo por largos periodos la obscuridad y lo peor cuando llega el invierno nos olvidamos del futuro sufrimiento sin luz, los políticos se acomodan a los escándalos del momento, que nunca escasean. Qué pena. (O)