Taj Mahal

Aurelio Maldonado Aguilar

Es más, mucho más de lo que yo esperaba. Que es de las 7 maravillas del mundo, es posible, pero que es una maravilla inconmensurable, lo es. Tiene su principio, tan similar a muchos de los monumentales trabajos del hombre a lo ancho de la tierra y todo se reduce a la sola palabra, el amor.

No es más que un monumento funerario construido en el 1632 que duró 20 años en ser levantado por cerca de 20.000 trabajadores sin parar un solo día y fue construido por el emperador musulmán: Shah Jahan, quien tenía nada menos que 200 esposas, de las cuales 3 fueron sus predilectas y de entre ellas la favorita Arjumand, que falleció en el parto del decimocuarto hijo en cuya memoria se erigió esta monumental maravilla.

Ella nunca vio el mármol trabajado ni en sus cimientos, claro, mármol blanco que fue traído de vecindades en enormes bloques para ser tallados en una sola piedra como el que se observa en las tumbas subterráneas de los emperadores ya nombrados y muchos otros importados de colores increíbles con jaspes y estructuras que, una vez puestas en las paredes, dan tornasoles y figuras de flamas increíbles cuando se apega una luz a sus pedazos.

Más lo que tengo que decir es algo elemental y común en todas las latitudes donde el hombre construyó sus culturas y todas sin evadir ninguna, la idea común de la humanidad es que tiene sus pies como raíces ancladas a la tierra y humus de la que es parte y la contra postura, el firmamento, donde todos creyeron encontrar sus dioses y razones de vivir, incluyéndonos nosotros hoy, al resultarnos tan difícil entender la vastedad del universo y nuestro principio y fin. El principio entre lógico y mágico del inframundo y el supramundo, está presente en las culturas maya, mexica, griega y otras y son la cosmovisión y su creencia, que empuja a este tipo de maravillosas construcciones, que, al ser conceptos de alma, divinidad, amor, se las construye sin límites materiales y con esfuerzos colosales.

Mármol blanco, el mismo que como si fuera una masilla blanda y moldeable, fue siempre esculpido con buriles y cinceles prodigiosos tanto aquí en el Taj Mahal, como en el renacimiento italiano con artistas absolutamente inmensos como Miguel Ángel, Bernini y muchos otros y todos trabajados para monumentos funerarios y grandes personajes como los papas, para mostrar varios y distintos conceptos. ¿Infierno y cielo no les parece familiar? Dios padre, hijo y espíritu santo, una palomita tonta misteriosa y fuera de concepto no se les viene a la mente? Grandes basílicas y mausoleos están hoy presentes. El espíritu del hombre y su pequeñito entendimiento y cosmovisión es el mismo del Tal Majal a las pirámides del mundo.(O)

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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