Hace mes y medio Seth Godin, publicó su libro This is Strategy, en el que entre otras cosas plantea que, “la estrategia es una brújula que nos ayuda a actuar cuando estamos inseguros, a construir redes cuando estamos solos y a perseverar hasta que el mundo que habitamos se parezca al mundo que imaginamos”, un enfoque que presenta la estrategia como algo más profundo que una simple planificación, como un acto de visión y propósito.
Pensamos en la estrategia como un recurso de grandes corporaciones o líderes, pero su esencia se encuentra en lo cotidiano, cada decisión que tomamos tiene un componente estratégico, desde cómo gestionamos nuestro tiempo hasta cómo enfrentamos desafíos inesperados. Henry Mintzberg, teórico del management, propone que la estrategia no es un plan rígido, sino un “patrón en una corriente de decisiones”, es decir, no se trata solo de prever el futuro, sino de reconocer los caminos que construimos al andar.
Cuando enfrentamos adversidades económicas o sociales, la estrategia aparece en formas creativas y resilientes a diario. Pensemos en los pequeños agricultores que crean redes directas con los consumidores, en los emprendedores que usan plataformas digitales para reinventarse o en los grupos que se organizan para resolver problemas locales como ejemplos de cómo la estrategia nos conecta con los demás y nos permite avanzar.
La estrategia no es sinónimo de esperar las condiciones ideales, Carl von Clausewitz en su obra De la guerra mencionó que, “la estrategia es el uso del enfrentamiento para alcanzar el objetivo final”, así, una buena estrategia no ignora los obstáculos, sino que encuentra formas de convertirlos en oportunidades incluso cuando las circunstancias nos desorientan. (O)
@ceciliaugalde