Hasta siempre Bolívar ….

Cuenca está de luto, porque acaba de perder a un hijo ilustre; sus calles trasnochadas y desoladas esconden un lúgubre mutismo, sabiendo que el silencio no es solo la ausencia del ruido, sino la suave transición entre las melodías que Bolívar entonaba y la eternidad. Sí, se siente el luto y la ausencia de Bolívar Sarmiento Regalado en Sídney, Australia; en Vendome, Francia; ni se diga en Ecuador, en su ciudad natal Cuenca,  a nivel del Conservatorio “José María Rodríguez”, de la “Orquesta Sinfónica”, del “Quinteto del recuerdo”, del “Quinteto polifónico de la municipalidad”, de la “Tuna de la UDA”, de numerosos grupos musicales de los cuales formó parte, y de tantos y tantos amigos que nos deleitamos  de su singular talento artístico, así como de su corazón noble y generoso. Es que Bolívar fue un músico por antonomasia, que nació con la modestia y la capacidad de los iluminados; como todo hombre sencillo y bondadoso, abrazo con alegría y beneplácito todo encuentro; con sonrisas amplias, sinceras y cariñosas disfrutó de los placeres simples que nos depara la vida. Cultivo con respeto y consideración tantas amistades, como cuida un jardinero de su jardín; porque era consciente que lo único que queda al final del camino, no son los logros, los títulos, ni los aplausos, sino los vínculos compartidos en tantos momentos felices que nos convidó. ¡La luz que nos difundió, será eterna y alumbrará por siempre nuestro camino, ya que el tiempo no se borra, solo se transforma! Como olvidar a un hombre que fue una entelequia en la vida, no fue solo nuestra imaginación, fue un ser humano incomparable, artista sensible, bondadoso, solidario y transparente, sin poses, muy alejado de egolatrías e intereses mezquinos. Seguro que las personas con estas virtudes nunca mueren, solo se nos adelantan para juntarnos en el más allá. Realmente tenemos una deuda impostergable frente a su memoria colectiva, ya que nos deja un legado y un vacío que muy difícilmente lo podemos suplantar. Ahora sus arpegios resonarán en el infinito, engalanando más al cielo, que acaba de recibir a su huésped deseado. En medio del dolor, aceptemos con resignación su partida, pero nunca olvidemos que la música y la personalidad de Bolívar, vivirán por siempre en nuestros corazones. ¡Hasta siempre querido AMIGO! (O)

Dr. Francisco Chérrez

Médico Pediatra. Expresidente de la Sociedad de Pediatría del Azuay. Expresidente de la Federación ecuatoriana de Pediatría. Exjefe de Residentes del Hospital Vicente Corral Moscoso. Autor de libros.

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