El reemplazo progresivo de bolardos se lleva a cabo en el Centro Histórico de Cuenca con el objetivo de cumplir con normativas internacionales de accesibilidad. En la primera fase del proyecto, se sustituirán los bolardos de las plazoletas María Auxiliadora y San Francisco.
El proyecto contempla el retiro de las antiguas estructuras y la colocación de nuevos elementos.
Xavier Aguirre, director de Áreas Históricas de la Municipalidad, explicó que los nuevos bolardos cumplen con especificaciones internacionales, están diseñados para minimizar riesgos de tropiezos y caídas.
“La norma establece que deben tener 90 centímetros de alto, ser elementos esbeltos, sin aristas o filos e incluir una banda reflectiva para que los vehículos puedan identificarlos claramente durante la noche».
Además, el color debe contrastar con la superficie del piso y con la del entorno.
El cambio se realizará de manera gradual durante el 2025, de acuerdo con el número de unidades disponibles. En la primera fase, se retiraron los bolardos en la calle Padre Aguirre, plazoleta La Merced y Plaza de las Flores.
En la segunda etapa, se continuará con San Francisco y en la tercera fase, con Las Herrerías. Está previsto reemplazar alrededor de 600 unidades.
En las calles Mariano Cueva y Bolívar ya se han colocado estas estructuras.
Preocupaciones
Estos trabajos responden a preocupaciones planteadas durante varios años por organizaciones y ciudadanos, quienes han señalado los peligros asociados a los bolardos. Los adultos mayores y las personas no videntes han sido los más afectados en zonas como la plaza de La Merced.
Marcos Loyola, coordinador del Observatorio Ciudadano a las Políticas Públicas Relativas a la Discapacidad en Azuay, recordó que los bolardos han causado accidentes graves, como el caso de una ciudadana en julio de 2022, quien tropezó con uno de estos elementos al bajar de un bus y falleció tras ser atropellada.
“Los nuevos diseños son más visibles y seguros para todos, incluyendo personas con discapacidades, adultos mayores y niños».
Los bolardos instalados anteriormente en algunas zonas del Centro Histórico no cumplen con normas técnicas; algunos son de metal, otros de concreto, y miden 30 centímetros, lo que aumenta el riesgo de tropiezos y caídas.
“Veníamos insistiendo desde hace unos tres años y ahora por fin se están reemplazando estas estructuras para cumplir con las normas de inclusión de personas con discapacidad, un pedido de larga data. Cuenca estará acorde con las normativas internacionales, al menos en cuanto a los bolardos”, añadió Loyola.
Según el censo de 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en Azuay residen 29.371 personas con dificultad para caminar y 23.834 con dificultad para ver.
Pablo Chérrez, arquitecto e investigador en planificación urbana, explicó que la mayor parte de bolardos que hay en Cuenca fueron instalados entre 1998 y 2001 cuando se hizo la regeneración urbana.
Cuando se empezaron a colocar no había una normativa clara en Cuenca por lo que se puede observar piezas de diferentes dimensiones, diseños y colores.
“La falta de medidas estandarizadas, junto con diseños que incluyen filos o esquinas y colores que a menudo se mimetizan con el material de la calzada, han ocasionado numerosos incidentes y accidentes en el Centro Histórico”, admitió Aguirre.
Observatorio pide reconsideración en ordenanza
Marcos Loyola, coordinador del Observatorio Ciudadano a las Políticas Públicas Relativas a la Discapacidad en Azuay, informó que han solicitado la Silla Vacía para participar en la próxima sesión del Concejo Cantonal que abordará las reconsideraciones a la Ordenanza sobre la ocupación del espacio público del Centro Histórico.
El principal punto de objeción se centra en el uso de aceras para colocar mobiliario de bares y restaurantes.
«Las aceras en Cuenca son angostas y ya enfrentamos obstáculos como los bolardos y las parrillas de basura. Añadir mesas y sillas compromete aún más la accesibilidad para todos».
Loyola agregó que, si bien las plazoletas pueden ser espacios adecuados para este tipo de mobiliario, las aceras no lo son.
“Otro tema pendiente es el reemplazo de parrillas de basura que no cumple con normas técnicas como se especifica en la Ordenanza de Protección de Derechos de las Personas con Discapacidad aprobada en 2020 y que garantiza la movilidad en espacios libres de barreras”, agregó. (PNH)-(I)
600
bolardos se tiene planificado reemplazar para cumplir con los estándares internacionales de accesibilidad e inclusión de personas con discapacidades.
29.371
personas con discapacidad para caminar residen en la provincia del Azuay, según el último censo del INEC de 2022. Además, otras 23.834 tienen dificultades para ver.
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