El conversatorio pantomímico antes que diálogo y menos debate entre dieciséis aspirantes al sillón presidencial, sólo reafirma que las ideologías escasean y siquiera se puede hablar de derechas e izquierdas, tan sólo de una mazmorra de centro. Ninguno presentó una orientación clara; sus ideas fueron fragmentos aislados, algunas absurdas como de construir cementerios para los ladrones o sacar riqueza debajo la tierra. Entonces, lo que queda es asentir o renegar sus palabras, como la doncella hace promesas bucólicas e ilusorias.
¿Cómo discernir la autenticidad del entorno que parece diseñado para confundir?: con la comunicación no verbal, ese lenguaje que trasciende las palabras. Los gestos, las miradas, la danza de las manos, la postura, el olfato, etc., comunican lo que quieren decir o ocultar, al margen de soflamas mendaces. Así como se danza al ritmo de las emociones e instintos primordiales evocando reacciones instintivas, también siente cuando se enfrenta a quienes buscan convencer. Al final de la campaña electoral, es posible que lenguaje no verbal sea el único capaz de guiarnos hacia decisiones más informadas y auténticas, más que el ruido estruendoso de las palabras.
La expresión facial es a menudo el aspecto más difícil de dominar en la comunicación no verbal, porque muy pronto se nos enseña que nuestras caras pueden delatarnos, y vaya que un candidato parece perdió votos retando mirar sus ojos y rostro. Mucha gente, particularmente los políticos, congelan sus caras o andan con risas y sonrisas, sin tener en cuenta el verdadero estado emocional en que se encuentran. Creen que la cara es una ventaja estratégica, pero en ocasiones es al revés. A menudo solo ganan credibilidad total ante una audiencia cuando ésta siente que están completamente abiertos, sin máscara alguna frente a ella.
J.P. Sastre sugirió que el contacto visual nos hace real y directamente conscientes de la presencia del otro como ser humano, con conciencia e intensiones propias. Cuando los ojos se encuentran, se nota una clase especial de entendimiento de ser humano a ser humano. El comportamiento ocular es tal vez la forma más sutil del lenguaje no verbal. La cultura nos programa desde pequeños, enseñando qué hacer con los ojos y qué esperar de los demás.
En fin, lo que me importaba es liberarme de la frustración que me generó el “debate”. A mí, que a nadie debe importar, se me presentó una ambientalista auténtica y librepensadora, en contraposición rio a otra que se comportaba como como una bufona y preocupada por seguir un guion administrado. (O)