Así es mis queridos amigos. Falta poquito para el 9 de febrero y decidir quién conducirá este barco lleno de sorpresas. Al fin dejaremos de escuchar a candidatos vacíos que ofrecen “refundar” el país como si la patria fuera tierra de nadie. Lástima que ciertas entidades estén manchadas por la corrupción, pero no somos una nación habitada por neandertales.
¿Puede creer que a un candidato a asambleísta se le ocurrió la genial idea de colocar audios del Chavo del 8 y decir que va a legislar para controlar el abusivo cobro de arriendos? Si esa pobre alma supiera que decenas de asambleístas tienen negocios de bienes raíces, entendería que, de un guaracazo, le van a bajar la grandiosa “iniciativa”.
Por favor, no crean que los ciudadanos somos recién nacidos. ¡No nos traten de ver la cara de mensos! Otra “propuesta” genial y populista de cierta tienda política es que el Gobierno pague la nómina de las nuevas plazas de empleo en el sector privado. ¿Se dan cuenta de semejantes burradas que prometen? En momentos que la caja fiscal pasa por aprietos, a estos dinosaurios políticos se les cruzan los cables solo por un voto.
Para cerrar con las cantinfladas electorales, hubo la propuesta de una damita que quiere vender el edificio de la “Peni” para construir otra cárcel. ¿Puede imaginarse que los ciudadanos nos comamos semejante cuento? No sé qué empresario en su sano juicio compraría ese inmueble y se metería en una ola de trámites burocráticos que nunca acabarán. ¡Patéticos!
Ya por último, el loquito del ático anda diciendo que los problemas del país es por culpa de los propios ecuatorianos que votan por improvisados. ¡Momento, caballero! Eso no lo puedo permitir. La descomposición gubernamental siempre ha existido. Que se haya acentuado en ciertos gobiernos es consecuencia del hambre de poder de algunos personajes que han tenido que huir del país para no terminar en la cana o dentro de un cajón. (O)