Analogía del cine

En estos días cuando hay tanto tema sobre el cual escribir, pero al mismo tiempo prevalece la prudencia, buscaba entre mis libros alguna inspiración. Tomé sin mayor reflexión uno legado de un tío abuelo. El Cine y sus Misterios, titula el texto. Adquirido en 1953, publicado en Madrid en 1935, del autor Fernando Méndez-Leite.

Inicia exponiendo lo novedoso que era el cine para la época, aunque aparentemente para ese entonces ya había unos 40 años de historia. Claro, en una tecnología naciente, difícil pretender un vasto y rápido conocimiento a nivel mundial de este arte, pues las comunicaciones tomaban su tiempo, y sin internet, solo se navegaba en el mar.  El autor señala “Nadie supo presentir la rivalidad que habría entre el teatro y el cinematógrafo… era pueril sentir temor ante algo que no parecía Arte… sino diversión, pasatiempo, curiosidad.” Y sí, a pesar de tantos siglos de teatro y tantos artistas en escena, llegó algo despertando “curiosidad,” pero de una manera masiva, y generando conmoción en el medio. Al principio, un cine mudo. Poco a poco, fueron subiendo los tonos de los colores, así como de las escenas. Que se avergonzaban de ver un beso fugaz en la pantalla, dicen. Que las películas de adultos eran realmente para adultos y no estaba en cuestión si un pequeño podía verlas.

Desde hoy, y mirando atrás: ¿Mantendríamos esa inocencia de mirar el primer beso en un carrete de imágenes proyectadas? Hay cierta nostalgia, y no se trata de “estancarnos” en el pasado. Más bien son las memorias que nos cuestionan sobre qué era bueno antes y qué es bueno hoy. Con el tiempo, se hacen construcciones sociales sobre algunos temas. Con el tiempo nos adaptamos a ellos, pero hay aspectos que no pueden cambiarse por que sí. Por ejemplo, ¿Permitiría hoy que su hijo de 5 años vea un beso fogoso en una película? La velocidad, ligereza y prontitud con las que se maneja la educación y el corazón de los niños hará que se pierdan en lugar de “encontrarse.” Al empezar a leer el libro mencionado, he encontrado una analogía casi cien años después. “Nadie presiente la rivalidad que habrá entre un adulto de 25 años y un niño de 5 años, y sería pueril sentir temor ante algo que, como en un principio fue en el cine, parecía ser solo diversión, pasatiempo, curiosidad.” Usted me entiende. (O)

Lcda. Estefanía Chalco

Magister en Gestión Cultural, Licenciada en Estudios Internacionales y Comercio Exterior. Ha ejercido funciones en el sector público y privado ante organismos internacionales. Gestora de proyectos sociales.

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