La idea de que solo la industria manufacturera y digital pueden salvar la economía ecuatoriana es un error. Si queremos lograr prosperidad compartida, reducir la desigualdad y fortalecer nuestra democracia, debemos reconocer a los servicios como sectores capaces de innovar y generar empleos de calidad. En un país donde el sector terciario representa más del 60 % del PIB, es urgente replantear nuestra visión y estrategia económica.
Capitalismo y democracia han convivido en un equilibrio inestable. Cuando el primero no cumple con su promesa de generar empleo y bienestar, la segunda se debilita. Esto lo hemos visto en Ecuador con el crecimiento del descontento social y la fragmentación política. La falta de empleos de calidad no solo afecta la economía, sino también la estabilidad democrática. Históricamente, las clases medias han sido el pilar del desarrollo y la estabilidad política, pero en los últimos años, estas se han visto amenazadas por la precarización laboral y la falta de oportunidades.
El sector financiero juega un papel clave en la economía ecuatoriana y en la generación de empleos de calidad. Bancos, cooperativas y aseguradoras no solo facilitan el acceso al crédito y la inversión, sino que también emplean a miles de profesionales en áreas como tecnología, análisis de riesgos y asesoría financiera. La digitalización del sistema financiero ha abierto nuevas oportunidades para la inclusión económica y la modernización del país, pero es fundamental garantizar que el crecimiento de este sector vaya acompañado de regulaciones que promuevan el empleo digno y la estabilidad laboral.
El problema radica en una visión obsoleta que subestima el potencial de los servicios. Sectores como el turismo, el comercio minorista, la salud y los cuidados son fundamentales para la economía ecuatoriana, pero suelen asociarse con bajos salarios y condiciones laborales precarias. Sin embargo, muchos de estos sectores están experimentando transformaciones tecnológicas y organizativas que pueden convertirlos en verdaderas industrias innovadoras y generadoras de empleo digno.
El reto es crear políticas públicas que fomenten la capacitación, la inversión en tecnología y la mejora de condiciones laborales en estos sectores. Si Ecuador quiere un crecimiento económico sostenible, debe apostar por una visión moderna de los servicios, integrándolos en una estrategia de desarrollo que los valore como motores de innovación y progreso social. Es momento de equilibrar el enfoque entre industria y servicios, reconociendo que ambos sectores pueden generar empleo de calidad y contribuir al desarrollo sostenible de Ecuador. (O)