A pocos días de un acto electoral, que reviste una importancia gigantesca con respeto a lo que de él esperamos quienes somos consultados en una dramática elección, que esperamos no sea manoseada por intereses ajenos a la voluntad popular, que a su vez está vinculada con un cúmulo de aspiraciones de un estoico pueblo, que usualmente mira distales sus más elementales aspiraciones.
Es la inseguridad en la que viven muchísimos ecuatorianos, el factor que lacera la economía familiar, asunto que ahuyenta la inversión. El Ecuador no crece generando un déficit fiscal que coincide con el incremento de riesgo país. Verdadera turbulencia con el altísimo número de homicidios como resultado de la siembra que algunos políticos permitieron, conforme la historia lo señala.
El año en curso, asigna un 6% de PIV a educación y un 4% a la salud. Los GADS reciben un 20% de lo tributario y un 10% del ingreso petrolero, viven en necesidades, pero para fiestas y bullicio siempre están los fondos que permiten la búsqueda de la reelección de las autoridades. Falta rendición de cuentas, así como gestión, reducción de burocracia innecesaria, así como una batalla contra la corrupción que alcanza frecuentemente a diferentes estamentos de la sociedad, agrediendo el futuro y progreso.
La creación de fuentes laborales es tan fundamental, porque su ausencia fomenta la migración de los ecuatorianos, que el 2024 alcanzó la cantidad de 100 mil ciudadanos. Se conoce que el empleo adecuado el año 2020 alcanzó el 30.8% de la población económicamente activa, ha sufrido un desvanecimiento, en tanto se ha incrementado el porcentaje del trabajo informal a 58%, tema extremadamente crítico, allí encontramos a los enrolados con el narcotráfico y el crimen. También en el mismo sentido, es alarmante el crecimiento de la deuda externa e interna.
Reclamamos coherencia entre lo que se ofrece y lo que se hace, un futuro certero, con seguridad, empleo, salud, vialidad. El CNE, debe ser el garante de la licitud. Impostergable proteger al dólar, que lo mantenemos por 25 años y es asunto deseado por el 98% de los ecuatorianos. No perseverar en el retorno de quienes hicieron tanto daño, con generación de odios y maestros de la injuria. (O)
