En la recta final

El Ecuador entra en la recta final de la campaña para elegir al próximo presidente de la república.
Estamos, a partir de hoy, a siete días de esa crucial elección, cuando se despeje la incógnita, sobre todo la incertidumbre, consecuencia de una campaña matizada hasta con lo inimaginable, pasando por algo de ridiculez, fatuidad, ilusionismo, y la polarización de la polarización.
Han abundado los miedos expuestos respecto de uno u otro candidato. Las principales preocupaciones de los ecuatorianos han sido parte importante para definir los mensajes diseñados por los correspondientes estrategas electorales, y no tanto para ofrecer soluciones acordes con la realidad y la gravedad, sino encaminadas a conseguir el voto, tal si fueran un producto químico para lavar la ropa.
Así como existe el bien y el mal, el día y la noche, la campaña, subliminalmente, ha girado en torno a convencer sobre la conveniencia de escoger al menos malo, al menos impredecible, a quien menos ha mentido, a quien ofrece algo concreto y realizable, a quien no pondrá el juego la estabilidad democrática, el modelo económico basado en la dolarización, a quien tiene más clara la película sobre la inseguridad.
En los últimos años, esa ha sido la tónica, y en tales circunstancias es imposible discernir quién de los dos presidenciables tiene un verdadero proyecto de país, no tanto moldeable con su ideología o pasado, sino a la realidad, y cuando hablamos de realidad, atañe no únicamente a la del Ecuador sino a la del mundo, es decir aquella en la cual, guste o no, nos movemos, vivimos y laboramos.
En cada elección los ecuatorianos ponen una gota de esperanza más allá de cumplir con una obligación legal y cívica.
Una especie de ritual como para exorcizar pasados no tan gratos; pero, insistimos, esperanzador, sin el consabido gatopardismo, peor para repetir y repetir libretos de luchas intestinas, de peleas por los tronos, cuyas consecuencias han sido la postración del país.

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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