Seguramente, nos viene a la cabeza la imagen de personas dependientes del alcohol o de las drogas y muchos de nosotros nos veremos bastante lejos de esta triste y problemática realidad… sin darnos cuenta de que de alguna manera o quizá de todas, ¡somos adictos! Somos consumidores insaciables y dependientes; compramos todo el tiempo, nos llenamos de cosas, baratas o caras, que a corto o largo plazo se convierten en basura… Consumimos información en cantidades desbordantes, vivimos sobre estimulados sin darnos cuenta de ello, siendo esta adicción incluso más peligrosa porque su acumulación no es física, no la vemos… Consumimos experiencias: viajes, fiestas, relaciones que queremos cada vez más intensas, hemos hecho de nuestras vidas un “check list”, aburriéndonos pronto de todo… Así maquillamos la realidad, intensificamos sus colores, cubrimos cualquier imperfección, retiramos lo que nos estorba, ¡que la imagen que se proyecte sea la que queremos ver! Siempre pulida, siempre perfecta… Nos aferramos a esta, fantaseamos con esta… vivimos pendientes de estas representaciones virtuales, ¡mientras la realidad con toda su maravillosa gama, expresión, diferencia y belleza se nos pasa por las narices!
CONSUMIMOS porque hemos dejado de estar atentos, porque hemos dejado de sentir… de Ser. (O)
