
En las comunidades achuar Mashuim y Kuserua, en Taisha, no hay agua potable.
Ambas comunidades, separadas por apenas 1.8 kilómetros de distancia, geográficamente están a menos de 4 horas de la frontera y limitan con la provincia de Datem del Marañón, una de las 8 que integran Loreto, un departamento amazónico de Perú.
Las dos son comunas achuar y pertenecen a la parroquia Huasaga, cantón Taisha, provincia de Morona Santiago.
En Mashuim se consume el líquido directamente de dos pequeños ríos, el más importante y que lleva el nombre de la comuna, es el mismo en el que se bañan, lavan los platos, en el que lavan ropa e incluso en el que se presume hay personas que votan sus deshechos biológicos.
Además, en improvisadas piscinas junto al río se lanza la comida para las tilapias, animales que sirven de alimento a la comunidad.
Rosa Jimpikit, quien ha vivido toda su vida en Mashuim y no habla español, comenta en idioma achuar que el agua del río es sucia y que pese a ello continúan consumiéndola porque no tienen otra opción.

El agua del río es sucia
Rosa Jimpikit
¿Puede ser esta la causa de la muerte de los niños en la comunidad? Se pregunta Jhaneth Tentetz, habitante de Mashuim y quien vivió en carne propia el dolor de ver a dos de sus siete hijos padecer los fueres dolores de cabeza, vientre y fiebre. Agradece que los síntomas no hayan evolucionado a vómito y diarrea con sangre.
De ser así, es probable que también estuvieran muertos, dice la joven mujer quien acompaña su malestar con una expresión de amargura.
El agua es parte de la cultura achuar en Taisha
La importancia del agua trasciende la salud y recae en lo cultural. Los achuar consumen chicha, bebida tradicional obtenida de la caña masticada. La chicha se comparte dentro de casa y en comunidad.
¿Por qué es mala para la salud? Porque usan agua para elaborarla. Sí, la misma agua del río en la que se bañan y lavan ropa.
“Aquí no tenemos agua limpia”, cuenta mientras acomoda su larga cabellera negra con su mano derecha.
Jhaneth atribuye a la mala calidad del agua la aparición de las extrañas enfermedades que causaron la muerte de los niños que fallecieron entre marzo y abril de 2025 en Mashuim.
Su indignación y preocupación es compartida por Silverio Jimpikit, vice-síndico de Mashuim, el segundo al mando de la comuna, quien comenta que no tienen otro medio para obtener agua.
Junto con los líderes comunitarios convocaron a los habitantes de Mashuim a ‘espacio abierto’ (como se denomina al punto de reuniones comunitarias), a quienes recuerda el sencillo pero importante acto cultural de elaborar, tomar y compartir la chicha, pero la que lamentablemente se obtiene de “es de agua sucia, contaminada”.
Tomamos agua sucia, contaminada
Silverio Jimpikit

La cultura y la costumbre del achuar “es tomar (el agua) directamente del río”, dice Jimpikit. Y aquí es en donde cuestiona al sistema de salud nacional pues “como achuar no tenemos el aparato para saber que enfermedad es, no sabemos que tiene el agua que seguimos consumiendo”.
Una invitación inesperada a las comunidades
“Invitamos al mundo, que venga a conocer Mashuim, que vengan a quedarse, las puertas de la comuna están abiertas, pero vengan a tomar y beber el agua y vemos si pueden hacerlo”, invita el líder comunitario.
“Creo que el agua causó que los niños fallecieran… Todos presentaron dolor de cabeza y barriga, además de vómito y diarrea con sangre”, recuerda.
Pide que se haga el análisis del líquido para saber si esa es la causa de las muertes de los niños en Taisha.
Pero ¿cómo podrían solventar este grave problema? Una de las soluciones que plantean es la implementación de bombas de mecate (que es un sistema de succión hidráulica que usa una soga o cuerda para extraer agua de un pozo o fuente subterránea).
Una bomba de mecate instalada junto a la pista de aterrizaje se dañó y ya no es posible extraer el líquido.

Otra solución es la presencia más oportuna y frecuente de brigadas médicas, algo que, según uno de los voluntarios que trabaja en la comuna, no ha hecho el Ministerio de Salud Pública (MSP), en un lapso de 6 meses antes de que empezarán las muertes de en marzo de 2025.
Alarmantes cifras en Huasaga, la parroquia más olvidada
Históricamente, Huasaga es una parroquia olvidada a su suerte. Así lo confirma el Censo 2022 del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC), cuyas cifras revelan que es la parroquia con el menor acceso a servicios básicos del país.
Hasta el 2022, según el INEC, la cobertura de agua potable y energía eléctrica era del 0 %. A estas cifras acompaña la pésima situación de Taisha que encabeza la lista como el cantón con peor cobertura de agua potable a escala nacional y la segunda más baja en suministro eléctrico.
No obstante, la Empresa Eléctrica Centrosur abasteció con energía fotovoltaica (paneles solares) a viviendas de Huasaga.
Según información actualizada de la empresa, en esta parroquia el suministro por paneles solares es del 92 %.
El Mercurio visitó estas comunidades y evidenció que muchos paneles ya no funcionan y solo abastecen para un foco.
Estas deficiencias empeoran la crítica situación de salud que viven los niños de Taisha y, de manera particular, de la parroquia Huasaga.
Sin agua potable no hay buena alimentación y sin energía eléctrica no hay comunicación y no se pueden notificar las emergencias médicas.
Morona Santiago, provincia con peores servicios básicos del país

Pascual se lava la cara en el río Mashuim.
El cantón Taisha, según el Censo de 2022, tiene la peor cobertura de servicios básicos del país. El servicio de energía eléctrica, proveniente de la red pública, alcanza apenas un 43,2 %, es decir, solo 4 de cada 10 habitantes de este cantón cuentan con el servicio.
Y la provincia de Morona Santiago registra solo un 82,4 % de cobertura.
En cuánto al agua potable, Morona Santiago alcanza un porcentaje del 69,7 % en cobertura, mientras que Taisha llega apenas al 20,9 % y es penúltimo en la lisa de cantones en el país con menor cobertura. En definitiva, solo dos de cada 10 habitantes en Taisha pueden acceder a agua apta para el consumo humano.