Mañana domingo, el segundo de mayo, celebramos en el Ecuador y otros países el Día de la Madre, un día simbólico para resaltar no sólo la figura sino el enorme legado de las madres en nuestra vida.
No todas somos iguales, ni mucho menos, hay amorosas, entregadas, cuidadoras, protectoras, maestras de vida y de otras muchas asignaturas, algunas como la mía, reúnen esas características y más, otras, intentamos hacerlo lo mejor posible.
Sin duda, la labor de madre no es fácil, no existen manuales, ni fórmulas mágicas, los desafíos son grandes y distintos como cada hijo, nos guía el amor y muchas veces debemos confiar en el instinto.
Efemérides como la de mañana, traen a la memoria todas las razones por las que dar gracias a las madres y también a las abuelas, tías y amigas que tantas veces tomaron y toman la posta.
Al escribir me descubro sonriendo, recordando los abrazos, los besos, las caricias, los cuidados y las reprimendas que recibí de mi mamá, mis abuelas y mis tías. Gracias por todo a las que aún pueden leerme y a las que ya no pero me acompañan siempre.
Gracias Sara Luz, por siempre iluminar nuestras vidas. (O)