Polvo y ceniza, en mis lecturas

Sucede en las artes y en los libros especialmente que una obra, por sobre las demás, identifique a su autor, como “Polvo y ceniza” a Eliecer Cárdenas Espinoza, uno de los autores fundamentales de la literatura ecuatoriana y con trascendencia internacional  como cataloga Antonio Sacoto, en La Nueva Novela Ecuatoriana, “Polvo y ceniza” entre lo mejor de la novela ecuatoriana a partir de 1970” junto a: Siete lunas y siete serpientes, María Joaquina en la vida y en la muerte, La Linares, El destierro es redondo, Por qué se fueron las garzas, Bruna, soroche y los tíos, Entre Marx y una mujer desnuda.

Recuerdo que, iniciado en el magisterio rural (años 60), en un exótico caserío tropical a orillas del Jubones, caída la tarde, escuchaba el rumor de una canción y su estribillo “Naún, Naún, Naún…” preguntado, Don Bolo, la memoria del pueblo fue enfático, – la canción al bandolero pue, ¿qué, no sabrá? Y pasó a contar vida y milagros de Naún Briones. Una noche en Tambo Viejo, contaron estremecedoras historias de los Quiroz, validadas y aumentadas por cada uno de los comuneros presentes; A Manuel Muñoz Cueva, autor de Cuentos morlacos y Otra vez la tierra morlaca, había escuchado impresionantes lances del Águila Quiteña. A estos míticos personajes encontré, casi, de carne, hueso y espíritu, en la novela “Polvo y Ceniza” que su autor me encargó, autografiada, para mi hermano Rubén y que leía al paso. Y me maravilló acompañando a Naún Briones hasta “Piedra Liza” y el desenlace trajo a memoria el monólogo de Gonzalo Arango por la muerte de “Desquite”, advirtiendo, el regreso de cientos de bandoleros si la sociedad no puede solucionar sus desigualdades. Polvo y ceniza “desde el punto de vista temático esencialmente social: de denuncia social”, anota Antonio Sacoto y agrega: “Hay manejo técnico del asunto, dominio del lenguaje y originalidad de estilo”.

Es un libro de cabecera como Eliecer un amigo de perennes recuerdos; ya caminando el centro histórico saludando cordial y fraterno; ya animando la vida cultural de la ciudad desde los diarios El Tiempo y El Mercurio, desde la Casa de la Cultura y la Casa Tomada, desde la Bienal, en fin, recitales, exposiciones y lanzamientos de libros, encuentros literarios, porque su presencia fue un soporte en el día a día cultural de la ciudad. (O)

Dr. Tito Astudillo

Médico, docente y periodista. Fue miembro titular, vocal de Directorio y Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo del Azuay. Exdocente de primaria, secundaria y educación superior.

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