El Ecuador tuvo, hace años, una base militar cerca de Manabí en el mar y era una buena garantía de que el tráfico de drogas estuviera bastante controlado. Todo marchó en forma efectiva hasta que Correa llegó a la presidencia de la república. Entonces se le ocurrió a este que la “soberanía nacional” estaba afectada con el funcionamiento de aquella base militar y, tozudamente, no cejó en su empeño de eliminarla hasta que al fin lo consiguió.
Desde entonces aumentó progresivamente el narcotráfico, ya sin ningún control. Las organizaciones delictivas prosperaron en manera muy notable, han vivido una época de gran “prosperidad”. Las drogas en el país han venido aumentando en cantidad y en facilidad de adquisición y consumo. La anulación del radar que quedó instalado cerca de Montecristi fue una consecuencia inmediata y no hubo gobierno con la capacidad suficiente de volver a instalarlo sin que sea destruido inmediatamente por los delincuentes
Algo que posiblemente sea imposible llegar a conocer será a cambio de qué aquel gobierno llevó a cabo el retiro de la Base de Manta. Tiene que haber habido algo de por medio pues ese tipo de acciones no son gratuitas. Siempre se hacen siguiendo el mecanismo de “algo por algo”.
Ahora el gobierno de Noboa ha conseguido que la Asamblea Nacional apruebe la reinstalación de una base. Pero mientras su eliminación fue fácil, el volver a implementarla se vuelve sumamente dificultoso y con grandes gastos. Una vez aprobada por la Asamblea Nacional se va a necesitar un plebiscito. Esto no solamente será dificultoso sino caro, muy caro. Y ¿quién responderá por ese dinero que el país deberá volver a desembolsar? ¿Será el prófugo que, en definitiva, es quien ha ocasionado todo este problema? Definitivamente no. Seremos todos los ecuatorianos quienes tendremos que asumir el enorme costo de reparar el daño ocasionado al país con la eliminación de la base de Manta.
De todas formas, cueste lo que cueste los beneficios que traerá al país la reanudación del servicio de vigilancia de una base militar en nuestro mar justifican plenamente el empeño puesto por el gobierno actual para conseguirlo. (O)