Dolorosa realidad

Hernán Abad Rodas

Una dolorosa realidad es el hecho de que, la batalla contra las drogas ilegales está lejos de ser ganada. A pesar de los intentos realizados para reducir su producción, descubrir y cortar las vías de distribución e impedir su consumo, el negocio sigue creciendo de forma exponencial, y se comenta como un secreto a voces que ha penetrado con éxito en todos los campos de la vida, ya sean éstos públicos o privados, hasta conseguir, de un modo u otro, controlarlo todo.

El narcotráfico es un negocio extraordinario de doble vía, pues además de incrementar los precios del producto en el mercado negro, aumenta notablemente las ganancias de los fabricantes de armas y equipos especiales para esa guerra sin fin. Allí están los muertos, que ya ni siquiera se cuentan por la batallas cotidianas que libran las mafias por el control de sus territorios y de sus vías de ingreso a los principales y más apetecidos mercados del mundo; allí están obviamente, todas las vidas destruidas por el consumo de las drogas, básicamente de origen químico, cada vez más asequibles no sólo para los extractos más altos de una sociedad de consumo sino también para los pobres.

El ser humano siempre ha buscado una sustancia para calmar la insatisfacción de su alma, algo que le de placer, que le saque de los problemas o que por unos instantes evada la realidad de la vida.

Las drogas abren las puertas a lo desconocido, alteran la percepción de la vida, y el cerebro se deja atrapar en esa ilusión con una cuota de tolerancia, que cada vez pedirá más sustancia para sentir lo mismo.

La drogadicción ataca a la población más vulnerable como niños y adolescentes. El consumo de drogas empieza a aparecer, generalmente, en jóvenes que se encuentran en una etapa de transición y rebeldía donde la aceptación social es sumamente importante para ellos.

Los gobiernos de la mayoría de países del mundo gastan dinero a raudales para que sus ciudadanos no se auto aniquilen con el consumo de drogas, y ellos a su vez gastan más en evitar el éxito del gobierno. La cultura narco se ha infiltrado en todos los aspectos de la vida.

Se continúan gastando decenas de millones de dólares, y las narices de un alto porcentaje de habitantes de este convulsionado planeta, aspiran sin parar el polvo de cualquier selva de América o del mundo. El capitalismo y el materialismo recalcitrante en el que vivimos inmersos, invitan a esta actividad sumamente lucrativa, invitación que la hace a través de sus propios conceptos básicos: oferta y demanda que son los motores gemelos de la economía de libre mercado.

El mundo de las drogas, no es un lugar excepcional…es un mundo donde millones de seres humanos mueren de la lenta crucifixión, que les produce el hambre, la miseria y el desempleo. (O)

Dr. Hernán Abad

Médico Neumólogo, Postgrado Universidad de Chile. Socio fundador Academia Ecuatoriana de Literatura Moderna e Historia. Miembro activo del Club de Leones de Cuenca.

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