El Ecuador queda con una impagable deuda para con la ex fiscal general Diana Salazar por
haber tenido la valentía suficiente como para afrontar tremendos casos de corrupción
ejecutados por una serie de pillos disfrazados de ciudadanos honestos, de funcionarios
públicos. Ella se jugó no solo su cargo sino hasta su vida pues para esa gente que llegó a pagar
para que Villavicencio fuera asesinado no le importaría mucho su eliminación. Pero allí estuvo
ella, valiente y frontal hasta conseguir que tantos corruptos fueran declarados culpables.
Desde la condena a Luis Chiriboga, Expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol hasta
tantos otros con notable implicación administrativa, hizo gala de sabiduría y de valor. Gracias a
su gestión el país pudo conocer la serie de irregularidades de Jorge Glas en Odebrecht que, con
toda seguridad le permitieron obtener ingentes recursos en calidad de coimas, recursos que
estarán bien guardados esperando que el deleznable sistema de justicia de nuestro país le
permita salir en libertad para ir a gozar de su enorme fortuna mal habida.
Merece la pena un énfasis especial el caso Sobornos entre 2012 y 2016 que concluyó con la
condena por cohecho del expresidente Rafael Correa, el exvicepresidente Jorge Glas y varios
otros exfuncionarios. Demostró con absoluta claridad la existencia de una red de
financiamiento ilegal para campañas políticas de la Revolución Ciudadana mediante pagos en
efectivo y cruce de facturas a cambio de contratos públicos para empresarios.
No menos importante fue la investigación del caso Metástasis que reveló una estructura
delictiva al interior del sistema judicial, con vínculos con el narcotraficante Leandro Norero. En
noviembre de 2024, un tribunal de la Corte Nacional condenó a 19 personas, entre ellas el
expresidente del Consejo de la Judicatura, Wilman Terán.
La Fiscalía identificó a jueces, fiscales, vocales del Consejo de la Judicatura, funcionarios del
SNAI y abogados que habrían operado para proteger los intereses del crimen organizado.
Durante su administración, Salazar enfrentó intentos de juicio político en la Asamblea, críticas
del Consejo de la Judicatura. El correísmo fue uno de sus feroces opositores. (O)