Hace dos semanas se conoció una denuncia penal en contra del asambleísta de la RC, Santiago Díaz, por el presunto abuso sexual a una menor de edad. Algo igual de repugnante ocurrió seis días antes de que la misma se hiciera pública.
Este sujeto que es parte de la plana mayor del correísmo presentó un proyecto de ley para modificar el COIP, en el que proponía introducir un artículo que permite “evaluar” subjetivamente si un menor de edad de 14 años consintió una relación sexual. Solo un depravado puede proponer semejante estupidez. Lo escabroso del asunto es que su propuesta estaba respaldada por todos los impresentables de su bancada. Seguramente esta gentuza sabía que Díaz tenía una denuncia en camino y trataba de protegerlo.
Además de acusar a Díaz, el papá de la niña también acusó a la madre y tía de la menor quienes tenían una relación estrecha con el violador, por encubrir el delito durante dos meses.
Este incidente es el último en el rosario de abusos sexuales encubiertos por la RC, empezando por el padre de Glas; el caso de “El Principito” cuando la esposa de Correa protegió a un profesor que violó a un niño de 4 años; el sinnúmero de violaciones en escuelas, ocultas por Augusto Espinosa, ministro de Educación en aquel entonces; y quién sabe cuántas más habría que, debido a amenazas, no salieron a la luz pública. Todos estos atropellos fueron encubiertos por el prófugo y sus asambleístas, incluidas mujeres.
La viuda de Fernando Villavicencio identificó a Díaz como el agente que encabezó el allanamiento a su casa en el 2013 y lo responsabilizó de haberla amenazado repetidamente a ella y a su familia en aquel tiempo. Este individuo fue parte de “Los Popeyes”, una fuerza de choque del correato que amedrentaba a opositores del régimen y también ocupó la Presidencia de la SENAIN, agencia del gobierno que servía como sistema de espionaje a los detractores del correísmo.
Díaz no debería quedarse a la saga de sus compañeritos. Me parece justo que también tenga un alias, tal como lo tienen ellos. En su caso podría ser una prolongación de su segundo apellido, Asque: “el asqueroso”, el que le viene como anillo al dedo luego de conocer su prontuario como violador. Para no perder la costumbre de rigor entre los robolucionarios, se ha fugado. Espero que la recompensa de 100 mil USD que ofrece el gobierno por informar sobre su paradero, se haga efectiva pronto. (O)