
Manabí vive horas críticas por la escalada de violencia. La cantidad de muertos en tres días ha causado conmoción y zozobra. La sensación de inseguridad en Manta, Portoviejo, Montecristi y Jaramijó se ha intensificado. Hay tensión.
Desde el miércoles, los comerciantes han cerrado sus negocios antes de la hora habitual, las calles lucen desiertas al caer la noche y los residentes de barrios como San Mateo, Circunvalación, Las Cumbres y Rocafuerte viven con la incertidumbre de convertirse en víctimas colaterales de los enfrentamientos.
La Cámara de Turismo de Manabí registró cifras en rojo. Se suspendieron reservas hoteleras y eventos programados por el mismo tema: la inseguridad. La llegada de más de 2.000 militares y la instalación del Bloque de Seguridad en la provincia no solucionan el tema de fondo.
Hay informes reservados tanto de la Policía como de las Fuerzas Armadas que recogen varias pistas de los hechos que están ocurriendo en la ciudad.
Enfrentamiento entre bandas
Informes de inteligencia atribuyen la racha de violencia a una disputa territorial entre dos de las agrupaciones más peligrosas del país: Los Lobos y Los Choneros, quienes se disputan el control de rutas
del narcotráfico, extorsión, microtráfico y lavado de dinero.
La ola de violencia ha estremecido. Son 20 personas asesinadas en 72 horas. Los enfrentamientos se concentran en zonas que han sido puntos estratégicos para las economías ilegales que manejan las
bandas criminales.
La cadena de crímenes comenzó con el asesinato de Flavio Leonardo Briones Chiquito, identificado como uno de los cabecillas de Los Lobos. El ataque ocurrió en la vía a San Mateo, en Manta, donde también murieron su esposa, la empresaria Génesis Michelle Mendoza Tuárez, y dos custodios.
Según declaraciones del comandante Giovanni Naranjo, los sicarios usaron armas largas tipo fusil, a pesar de que las víctimas se movilizaban en vehículos blindados. Esta ejecución ha sido interpretada por las autoridades como un golpe certero, ejecutado por rivales con información precisa.
Reacciones violentas en varios puntos
Fue cuestión de horas para una reacción violenta a la muerte de Briones Chiquito. La violencia
escaló rápido. Horas después del asesinato del cabecilla de Los Lobos hubo un ataque armado
en un club nocturno en Jaramijó.
Este hecho dejó cinco víctimas mortales. Según la Policía, en la escena del crimen se encontró un panfleto firmado por ‘Los Pepes’, otro grupo violento y aliado de Los Lobos, quienes se atribuyeron el
ataque. Este hecho marca la reaparición pública de ‘Los Pepes’, un grupo que había permanecido en silencio desde su ruptura con Los Choneros.
La ola de violencia se hizo más grande. La parroquia Leonidas Proaño, en Montecristi, fue el escenario de una nueva masacre: siete personas fueron baleadas, seis fallecieron. La capital manabita, Portoviejo, también es escenario de violencia.
La Policía reportó al menos siete personas asesinadas en múltiples ataques registrados en diferentes sectores de la ciudad. Los hechos están relacionados con represalias por el asesinato del cabecilla Briones.
También se reportaron detonaciones de juegos pirotécnicos, interpretadas como celebraciones de las bandas que ejecutaron los ataques, un patrón que ya se ha visto antes como mensaje simbólico entre
agrupaciones criminales.
Informes policiales
El Bloque de Seguridad del Gobierno ha identificado una lucha frontal entre Los Lobos y Los Choneros. Ambas estructuras han sufrido la caída de sus principales líderes, lo que ha desatado una disputa
por el control de zonas estratégicas como Manabí.
Según el comandante Naranjo, “los grupos de delincuencia organizada están disputándose territorios y economías criminales como el narcotráfico, la extorsión y el tráfico de armas”.
Sin embargo, todos los hechos han ocurrido en medio de la vigencia del estado de excepción impulsado por el presidente Daniel Noboa, como parte de su estrategia para enfrentar al crimen organizado tras declarar al país en conflicto armado interno a comienzos de 2024, en respuesta al aumento de la violencia. (I)