Medio año de Trump con aranceles, redadas y recortes en el mundo

Donald Trump cumplió seis meses desde su regreso a la Casa Blanca, un arranque de segundo mandato marcado por el proteccionismo comercial, el endurecimiento en inmigración, medidas legislativas divisivas y una inesperada crisis en su hasta ahora leal base, descontenta por el manejo del llamado caso Epstein.

«Hace un año éramos un país muerto y ahora somos la nación más pujante del mundo», aseguró, no obstante, Trump esta semana.

Pulso arancelario

Trump impuso en abril aranceles globales del 10 % y anunció, para luego pausar, gravámenes «recíprocos» para reducir el déficit comercial con sus socios, a quienes dio como plazo inicial el 9 de julio para negociar acuerdos, margen que luego extendió de forma definitiva al 1 de agosto.

Durante esta tregua, EE.UU. solo cerró pactos con el Reino Unido, Vietnam, Indonesia y China. Este último fue un convenio temporal que redujo los aranceles estadounidenses del 145 % al 30 % y los gravámenes chinos del 125 % al 10 % mientras continúan las negociaciones.

Al no lograr más pactos, el mandatario envió cartas notificando aranceles de entre el 20 % y el 40 % a decenas de países, incluidos sus vecinos México (30 %) y Canadá (35 %). A Brasil lo amenazó con un 50 % por el enjuiciamiento a su aliado, el expresidente Jair Bolsonaro.

Las conversaciones con la Unión Europea continúan, aunque Trump insiste en que el gravamen del 30 % anunciado a Bruselas ya está decidido.

Repliegue internacional

En este primer semestre, la Administración de Trump ha ordenado recortes millonarios a la ayuda internacional y ha exigido a sus aliados de la OTAN un aumento del 2 % al 5 % en las partidas que los aliados dedican a la defensa.

También ha insistido en lograr acuerdos de paz en Ucrania, con recientes presiones al presidente ruso, Vladímir Putin, y una resolución al conflicto israelí en Gaza, mientras mantiene su fuerte respaldo al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al que se unió en ataques a instalaciones nucleares en Irán.

En cuanto a América Latina, el Gobierno del republicano «ha convertido la migración en su prioridad central» exigiendo mayor control fronterizo a México, Canadá y Centroamérica, además de trabajar por «reducir la influencia china en áreas estratégicas», como la zona del Canal de Panamá, dice Jason Marczak, director del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council.

Trump también ha causado polémica por sus intenciones de recuperar el Canal panameño y el renombramiento del Golfo de México a Golfo de América, además de encontronazos diplomáticos con Brasil y Colombia.

Una política migratoria de mano dura

El republicano ha radicalizado la gestión migratoria con nuevas órdenes para aumentar las detenciones diarias de migrantes y las deportaciones rápidas, acciones criticadas por defensores de derechos humanos.

La Administración ha aumentado los fondos destinados al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) para multiplicar las redadas. En Los Ángeles este escalamiento provocó masivas protestas que desencadenaron el envío de la Guardia Nacional y miles de marines contra la voluntad de las autoridades locales.

Trump ha eliminado el Estatus de Protección Temporal a nacionales de Venezuela, Haití, Honduras, Nicaragua y Afganistán, dejando a cientos de miles en riesgo de perder su estatus legal.

También ha autorizado deportaciones a terceros países y el envío de decenas de personas a una cárcel de máxima seguridad en El Salvador, a centros de detención en la base naval de Guantánamo (Cuba) y al llamado «Alcatraz Caimán», en Florida. (I)

Ismael Alvarado

Licenciado en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas deportivas de todas las disciplinas a nivel nacional. Producción y contenido para medios digitales.

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