Sin evidencia y con amenazas. ¿Quién miente?

En una reciente entrevista con un medio local, Inés Manzano, ministra de Energía y Minas —cartera que se encuentra en proceso de fusión con el Ministerio del Ambiente— afirmó que ETAPA “miente” cuando alerta sobre los peligros de la minería en el páramo de Quimsacocha. Una acusación de tal magnitud exige pruebas técnicas y científicas sólidas que desmientan los estudios presentados por una de las instituciones más respetadas de Cuenca. Sin embargo, la ministra no presentó evidencia; solo una lectura política sobre una ciudad que históricamente ha cerrado filas en defensa de sus fuentes de agua.

La información técnica de ETAPA, elaborada por expertos en descargas líquidas industriales, monitoreo hídrico y manejo de cuencas reafirma la advertencia con la que coincide la academia: la perforación minera en zonas de páramo acelera procesos de oxidación y liberación de metales pesados como arsénico y otros. Estos se disuelven en el agua y contaminan ríos y sistemas de riego que abastecen a Cuenca y otras localidades. No se trata de una exageración. Se trata del páramo más extenso del Macizo del Cajas, declarado Reserva de Biósfera por la UNESCO, cuya fragilidad ambiental no permite experimentos.

La propuesta de la ministra es una “minería legal y responsable en todo sentido”. La promueve con el mismo énfasis con que afirmó, en el pasado reciente, que no se requeriría importar energía desde Colombia, que no habría apagones en 2024, y que los contratos de PROGEN cumplían con todos los requisitos legales, afirmaciones que hoy son desmentidas por informes de la Contraloría.

No se puede banalizar el debate ambiental ni deslegitimar, sin pruebas, a una empresa pública cuya responsabilidad ha sido garantizar el acceso al agua con criterios técnicos, ambientales y éticos. La advertencia de retirarle a ETAPA la autoridad sobre el Parque Nacional Cajas no solo vulnera competencias institucionales: atenta contra un modelo de gestión del agua reconocido a nivel nacional. Defender el agua no es una consigna ideológica. Es un acto de supervivencia.

REM

REDACCION EL MERCURIO

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