Hay muchos entredichos en el tema de la concesión de Quimsacocha, que la ley no es retroactiva, que las consultas fueron hechas después, la verdad no entiendo mucho sobre leyes… y sus trampas… ingenuamente quizás he pensado que la función de las leyes de un país democrático es amparar la vida y el bienestar de sus ciudadanos… no venderlos, no vender su agua, su derecho a la vida, y es que el proyecto de la minería a gran escala en Quimsacocha es una atentado a la vida de los cuencanos, ¡así de grave lo es!.
Se habla de minería responsable, no puede llamarse responsable una minería que pone en riesgo las recargas hídricas, el agua de toda una población!, la “tecnología limpia” de la que habla la empresa minera Dundee no ha resultado tan limpia en otros lugares del mundo… esta minera tiene denuncias graves al momento en Namibia por el legado de residuos tóxicos y enfermedad que ha dejado en sus habitantes… ¿que la minería canadiense es segura y ofrece garantías?… búsquese lo que pasó en la mina Giant en Yelloknife Canadá, donde décadas de extracción de oro dejaron un legado de 237.000 toneladas de polvo de arsénico, agua y aire contaminados y un costo multimillonario para tratar de mantener el arsénico congelado, un desastre ambiental a gran escala que costó mucho más que el oro que se sacó! Y sí, estamos hablando de minería canadiense y en suelo canadiense, ¿quién correría con todas estas garantías aquí???
Es el futuro de nuestros niños, la belleza de nuestra ciudad, la vida de todos nosotros, ciudadanos cuencanos, con la que se está jugando, esto no se trata de un tema político, ideológico, se trata de un derecho ciudadano y más aun de un derecho humano, ¡nuestros páramos, nuestra agua no están en venta! ¡Quimsacocha no se toca! ¡El macizo del Cajas no se toca! ¡A salir a las calles, a unirnos a la marcha del 16 de septiembre por el agua y por la vida! (O)