
Varios acontecimientos ocurridos en las últimas semanas van posicionándose como puertas giratorias con miras a las elecciones seccionales, si bien un poco lejanas (2027), y a la próxima consulta popular y referendo, previstos para noviembre de 2025.
El respaldo al Gobierno por parte de trece alcaldes azuayos, algunos pertenecientes a movimientos opositores a su gestión, ha servido no solo para criticarlos, lo cual es normal, sino para comenzar a minarlos si pretenden la reelección.
El tiempo dirá si ese apoyo trae aparejado algún respaldo a corto o mediano plazo. La ejecución de obras importantísimas requiere financiamiento a través del Banco de Desarrollo del Ecuador, en cuyas delegaciones regionales están, desde hacía muchos meses, los respectivos proyectos municipales.
La política también es el arte de negociar. De pronto ocurre un espaldarazo económico a cambio del apoyo al Gobierno cuando enfrenta un paro cuyo fin no se avizora, y con el cual no está de acuerdo la gran mayoría de ecuatorianos.
Varios actores de la vida política en cantones y en la ciudad misma aprovechan esa coyuntura para resucitar y desbrozar el camino hacia las próximas elecciones.
Pocos dudarán sobre el giro dado, o lo pretenden dar, a la marcha multitudinaria por la defensa del agua efectuada en Cuenca, asimismo por aspirantes a estar en las papeletas, sea como candidatos a la alcaldía de la ciudad o a prefecto provincial.
El aprovechamiento electoral de ese acontecimiento se deja entrever cuando todos los actores buscan posicionarse asomando como los propulsores de la marcha, se enancan en su éxito rotundo, o se descubren como defensores del agua, así antes hayan tenido posiciones ambivalentes.
Libran una feroz lucha en redes sociales, mediante discursos altisonantes, mientras los partidos y movimientos, excepto uno o dos, viven una apatía total.
Los primeros pininos de la campaña han surgido. 2026 será un año electoral.