Uno de los elementos esenciales de un régimen democrático es el ejercicio de un conjunto de derechos y libertades; libertades como las de pensamiento, expresión, organización, movilidad y protesta pacífica. Cuando se coarta, limita o se reprime estas libertades ese régimen deja de ser tal y transita hacia un régimen autoritario o dictatorial.
Asimismo, otra característica de un régimen democrático es tratar de procesar los conflictos y las inconformidades sociales a través del diálogo y los acuerdos, antes que mediante el uso de la fuerza o la represión. Y cuando esta última se usa, para neutralizar eventuales comportamientos sociales violentos, este uso no tiene que ser ilegítimo o arbitrario, sino basarse en lo permite la Ley.
En el caso del actual paro de la CONAIE en Ecuador, y de las protestas sociales realizadas por otros grupos sociales, para reclamar por el aumento del precio de diésel, el Gobierno del Presidente Noboa ha optado básicamente por responder con el uso de la fuerza o represión. SI bien anteriores Gobiernos, que también incrementaron el precio de los combustibles, respondieron inicialmente de la misma forma; sin embargo, en el caso del Gobierno actual la represión aparece como mucho más fuerte, desmedida y rebasando (en muchos casos) lo que permite la Constitución y la Ley. Una situación que incluso llevaría, a personajes como el ex comandante del Ejército Gral. Luis Altamirano, a decir que el Estado no puede convertirse en un “Estado delincuente” y que la solución del paro y de sus causas no puede ser una “solución militar”.
En esta misma línea de cuestionamiento, a la forma excesivamente violenta como ha enfrentado al paro el Gobierno, el Cardenal ecuatoriano y Arzobispo de Guayaquil, Mons. Luis cabera, ha expresado la necesidad de que se busque el diálogo y de que se entienda que las protestas sociales no son sólo por el alza del precio del diésel, sino por las desigualdades sociales y las ofertas de cambio incumplidas por los Gobiernos.
El miércoles en Imbabura, y luego de que la represión escalara con dos nuevos indígenas muertos, decenas de heridos y detenidos, periodistas agredidos, militares heridos, etc., el Gobierno hizo un amago de “diálogo”, pero excluyendo a los dirigentes de la CONAIE. (O)