En la entrega de hoy no puedo dejar de referirme a los graves problemas que afectan a la comunidad internacional y las graves circunstancias que afectan a nuestra patria.
Creo en la necesidad de una sociedad de paz y colaboración, pero las realidades que vivimos en el aquí y ahora nos demuestran lo contrario.
Las guerras de Rusia contra Ucrania con evidente violación del Derecho Internacional, la confrontación de Israel con Palestina por el detonante terrorista de Hamas que evidencian la precariedad de la ONU, la prevalencia de los poderes fácticos, la violencia como medio para superar las diferencias o la imposición nefasta de las dictaduras en nuestra región. La conflictividad creciente que viven los pueblos de Nicaragua y Venezuela con gobiernos que violan la legitimidad del poder por la violencia con que actúan al perpetuarse con evidencias incontrastables de fraude electoral, la persecución política, hasta el genocidio denunciado ante la Corte Penal Internacional.
En este panorama de incertidumbre prevalece la inseguridad jurídica.
Si observamos casa adentro nos encontramos con un paro de actividades que impone un sector social cada vez con más pretensiones y que a todos nos afectan, desde la derogatoria del subsidio al gas, la reposición del IVA al 12%, la oposición a la Asamblea Constituyente y un Salario Mínimo Vital de 650 dólares, que se exigen sin sentido de responsabilidad con cerramientos de las vías de comunicación y más acciones de ruptura cuando debemos recordar el principio fundamental: “Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades” N.2 del artículo 11 de la Constitución en relación con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Principios y normas del sistema jurídico nacional e internacional que nos deben regir en la coherencia del sentido de Nación Una e Indivisible, siendo por necesidad vital, aquí y en el mundo, los valores culturales de la paz y del encuentro los que debemos honrar y construir en la vida cotidiana mediante el diálogo en el imprescindible respeto a la ley, que siempre debe ser el medio de solución de los conflictos. (O)