De la misma manera, en el Jardín Botánico se presentó el Atlas de la biodiversidad de Cuenca: Vertebrados terrestres, por parte del Dr. Carlos Orellana, director de la Comisión de Gestión Ambiental, junto a un amplio equipo de expertos. Él manifestó que la conservación de la biodiversidad requiere del compromiso de la ciudadanía para vivir en armonía con las aves, mamíferos, anfibios y reptiles, ya que cada uno desempeña un papel vital en el ecosistema.

El atlas muestra la fauna terrestre de Cuenca, lo que resulta muy importante para la protección y conservación de las especies, la salud de los ecosistemas, así como para el aporte a la polinización de las plantas y al control natural de plagas. El estudio fue realizado en la provincia del Azuay, abarcando sus 21 parroquias y sus encantadores paisajes.

En cada una de nuestras parroquias existe una gran diversidad de ecosistemas, desde los valles bajos hasta los páramos a más de 4.000 metros de altura. En el atlas se indica que existen cinco áreas de conservación pertenecientes al Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador, tres áreas de conservación y uso sostenible, y ocho zonas de vegetación y bosques protectores. Estas áreas son fundamentales para conservar la biodiversidad, garantizar la supervivencia de las especies y mantener el equilibrio ecológico.

Los investigadores afirman que se han registrado 586 especies de aves, distribuidas en 62 familias y 367 géneros. Son aves muy estudiadas por sus coloridos plumajes y por su alto grado de endemismo.

En el registro de aves destaca el Vultur gryphus (cóndor andino), con sus gigantescas alas y su hermoso cuello blanco. También se mencionan los colibríes, de diferentes tamaños y picos, adaptados según las flores de las que se alimentan. Se registran 53 especies de colibríes, incluido el colibrí más grande del mundo.

El atlas también resalta al águila pechinegra, y a aves que personalmente me conectan mágicamente con el páramo: el pequeño chau pau amarillento verdoso, la lechuza de campanario, el cuscungo y el encantador zorro andino.

Realmente, un lindo atlas. (O)