En el comedor comunitario de San Roque, donde el olor a sopa caliente se mezcla con la nostalgia, Soraya encontró un propósito que cambiaría su vida. Una tarde cualquiera, mientras servía el almuerzo a un hombre mayor que vivía en la calle, algo se quebró dentro de ella.
Él, con los ojos turbios por el alcohol y la vida difícil, lloraba en silencio. Soraya, quien lo ayudaba diariamente, sintió un impulso: “Enséñame a usar TikTok”, le pidió a su hija. Su intención era simple: contar esa historia y, tal vez, inspirar a otros.
TikTok como herramienta de solidaridad

Un momento de la grabación de un video que Soraya Castillo publicará en su cuenta de TikTok en la que ya tiene 25.800 seguidores. / Xavier Caivinagua A.
El primer video, llamado cariñosamente “el borrachito que rescaté”, se subió el 18 de febrero y alcanzó más de un millón de vistas. Desde entonces, comenzaron a llegar mensajes y preguntas:
- “¿Cómo podemos ayudar?”
- “Pobrecito, ¿qué necesita?”
Así nació una corriente de solidaridad en redes sociales. Hasta el 12 de noviembre de 2025, Soraya cuenta con 25.800 seguidores y más de 226.000 “me gusta” en TikTok.
Influencers solidarios como Willy EC la animan a seguir, y muchas personas realizan donaciones para casos específicos. Soraya siempre muestra en video a quién llegó la ayuda. “No soy influencer, solo soy una persona con un corazón enorme”, afirma.
La historia laboral y el camino hacia la solidaridad
Soraya tiene 53 años y un pasado laboral que aún le duele. Tras 22 años en una empresa en Cuenca, fue despedida sin previo aviso. Una vecina la acercó al comedor comunitario, donde descubrió la realidad de la pobreza silenciosa y decidió sostener a otros para mantenerse a flote.
Historias de vida en el comedor: María Teresa Saquicilí Mendoza
María Teresa Saquicilí Mendoza, una de las personas que Soraya acompaña, llegó a Cuenca hace 17 años con su familia. Tras quedar viuda, tuvo que criar a tres hijos sola, vendiendo papas, maní y canelazo para sobrevivir.
Con gastos que superan sus ingresos, María Teresa confía en la educación de su hijo como su mayor esperanza. Gracias a Soraya y su presencia en TikTok, siente que alguien la observa y reconoce su esfuerzo.
Historias de TikTok que transforman vidas
Soraya comparte también historias como la de José, a quien ayudó a superar problemas de alcohol, consiguiéndole atención médica y alimentación. Aunque el proceso es complicado y a veces con recaídas, Soraya aprende sobre el dolor ajeno y la responsabilidad de usar las redes sociales para el bien.
Su consejo a los jóvenes es claro:
“No usen las redes para acosar ni insultar. Busquen cómo ayudar, aunque sea a una sola persona”.
En las calles ya la llaman “la tía Soraya” o “mami Soraya”, un reflejo de su presencia constante y maternal en la vida de quienes cruzan su camino.
Empatía, solidaridad y humanidad

Soraya conoce la vida de los vendedores ambulantes: trabajan de lunes a domingo, y si llueve o no venden, no comen. Su mensaje es simple: ser empático cambia la vida de alguien.
Al final del día, regresa a casa agotada pero feliz, agradecida y compartiendo lo que tiene, ya sea con un plato de comida, un video en TikTok o una historia que conecta corazones. Aunque no lo busque, Soraya es una influencer de la humanidad, demostrando que la solidaridad también puede brillar en las redes sociales. (I)












