Muchos habrán leído sobre este asteroide pequeñito en el que solo hay una casa. El origen de su nombre es francés, sí, léalo en este idioma si es que lo conoce. El mismo, fue la inspiración para bautizar a un asteroide descubierto en el año 1993, cuya numeración es 46610, y se lo llamó Bésixdouze (que pasa a ser la pronunciación francesa de B612). Este asteroide completa su vuelta al sol en algo más de 3 años. ¿Y por qué en francés? Porque el autor del primer planeta en cuestión, es Antoine de Saint-Exupéry, un aviador y escritor francés. Es él quien le dio un lugar de origen al pequeño y gran Principito con una finalidad: que, gracias a ese número asignado, las personas pudieran validar, o más bien aceptar, su existencia.
Y sobre esto va la reflexión. Medidas, números, cuentas. La voz narrativa del libro da queja sobre las personas mayores: “Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo […no preguntan] ¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? En cambio preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto gana su padre?” Darle a su amigo Principito, un número de asteroide/planeta de donde éste viniera, le otorgaría seriedad, y realidad a tal punto que provocaría en algunos lectores, comprobar si es ficticia o no la existencia de un planeta con esta denominación.
Ahora bien, al cerrar los ojos para recordar a una persona, son los detalles esenciales los que se guardan en la memoria: a sonrisa ante la llegada del ser querido, el enojo bajo ciertos temas y conversaciones, la mirada pícara, la frase sabia, el ejemplo de trabajo, el respeto a la familia, el cariño con su esposa. No se contabilizan cuántos abrazos vimos, ni cuántas veces frunció el ceño. Basta con una sola ocasión para guardar esa sensación de amor hacia los demás. Y lamentablemente, así mismo, una sola falencia puede crear una percepción negativa sobre alguien o construir un muro intangible entre dos. ¿Ve? Son los detalles no numéricos los que dan visibilidad al interior de una persona. Tal vez le sorprenda saber que este es mi artículo semanal #127; y aunque se haya perdido de algunos de ellos, anhelo que los que alcanzaron su lectura, hayan calado y servido para alguna reflexión y reconocer la esencia de cada persona, aun si es en su propio planeta. (O)








