Otro “error médico” en el IESS

Cuando una persona enferma ingresa a una casa de salud, pública o privada, confía en el personal médico y paramédico.

Allí encontrará alivio para sus dolencias mediante los procedimientos y medicinas a suministrarle previo diagnóstico y exámenes de rigor.

Quienes atienden a un paciente, sin interesar mayormente la gravedad de la enfermedad, están frente a una vida, y para salvarla requiere de todos sus conocimientos, experiencias y experticias, hasta de sentir “amor al prójimo”.

Hay protocolos en cada hospital. Deben, eso se supone, cumplirse a raja tabla. Cada quien asumiendo su responsabilidad. No hay espacio para la improvisación, la negligencia, ni siquiera para pestañear, con mayor razón si se trata de una intervención quirúrgica.

Todo aquello, presuntamente, ha sido omitido en el hospital del IESS, en Cuenca. No es la primera vez.

Un paciente ingresó con un hemotórax traumático. Le programaron la correspondiente operación. A la hora de la hora, el intervenido fue otro enfermo. Este había ingresado por un cuadro de gastroenteritis infecciosa. Como consecuencia, desarrolló un neumotórax grado 1-2. Puede provocar el colapso total o parcial de pulmón afectado.

¿Cómo aceptar semejante error, una negligencia manifiesta, así lo quieran disfrazar de “evento adverso” o de “error aún no identificado”?

Como es costumbre en estos casos, se acude a toda una parafernalia verbal para tamizar hechos, cuyo origen y consecuencias están claros, y no admiten la mínima duda ni explicaciones baladíes.

En junio de 2024, en aquel mismo hospital a una niña le operaron la tibia derecha, cuando debió serlo la izquierda. ¿Y los responsables? ¿Alguien sabe el desenlace de este caso?

Ahora se promete investigar. Vendrán las acusaciones entre sí; a echarse la culpa entre sí; a imponer el “espíritu de cuerpo”.

Un hospital no puede tener un personal por demás lelo, peor directivos prestos a solaparlos. 

REM

REM

REDACCION EL MERCURIO
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