Hay anuncios que cambian la conversación de un país, y la reciente distinción otorgada a Mashpi Lodge es uno de ellos. En un panorama turístico global cada vez más competitivo, este refugio inmerso en el bosque nublado del Chocó Andino acaba de obtener Dos Llaves MICHELIN, una calificación otorgada solo para estancias verdaderamente excepcionales. El reconocimiento no solo enaltece a un hotel: reposiciona a Ecuador en el mapa turístico mundial.
La Guía MICHELIN resalta en Mashpi su maestría para integrar arquitectura contemporánea, investigación científica y un respeto absoluto por el entorno. La experiencia trasciende la idea tradicional de lujo: aquí, el bienestar se encuentra en el silencio del bosque, en senderos que revelan especies únicas —más de 400 aves registradas, muchas de ellas endémicas— y de actividades que permiten observar la selva desde ángulos insospechados. Entre ella figura la emblemática bici aérea, que hace sentir a los visitantes literalmente suspendidos sobre el dosel del bosque, y la Libélula, un teleférico que recorre dos kilómetros sobre y entre el dosel del bosque con vistas panorámicas impresionantes. No sorprende que la Guía haya incluido a Mashpi entre los 572 mejores hoteles del mundo.
El impacto, sin embargo, no termina allí. Mashpi Lodge también ingresó a la prestigiosa lista de los 500 mejores hoteles del mundo de la reconocida revista de viajes, Travel + Leisure. Una lista elaborada en base a la opinión de viajeros exigentes que valoran el servicio, coherencia, detalle y autenticidad. Para el lodge, esta doble distinción confirma algo esencial: su propuesta no es una tendencia pasajera, sino un nuevo estándar.
Para dimensionar su relevancia basta mirar el contexto: Ecuador lleva años construyendo su posicionamiento como un destino de lujo sostenible, y Mashpi demuestra —con rigor, coherencia y resultados visibles— que ese objetivo no solo es alcanzable, sino replicable. La operación, liderada por Metropolitan Touring, una empresa con más de 70 años impulsando un turismo responsable, combina conservación, ciencia y comunidad. De hecho, la mayor parte del equipo proviene de poblaciones cercanas, lo que dinamiza la economía local y crea un modelo real de desarrollo.



La experiencia va mucho más allá del alojamiento. Mashpi ofrece caminatas nocturnas que revelan especies activas únicamente a esas horas, permitiendo encuentros que el día no concede. Los exploradores también pueden visitar el laboratorio y conocer de primera mano las investigaciones científicas que allí se desarrollan, convirtiendo la estancia en un acercamiento íntimo al conocimiento del bosque.
La gastronomía completa la propuesta: un menú inspirado en ingredientes locales y productos frescos del Ecuador, presentado en experiencias culinarias donde los huéspedes descubren el origen y la historia de cada elemento que llega al plato.
Y quizá uno de los datos más sorprendentes: Mashpi se encuentra dentro del Distrito Metropolitano de Quito, a tan solo tres horas de la capital. El cambio de paisaje es tan radical que quienes llegan sienten que han viajado a un mundo completamente distinto. Por eso, para quienes visitan Quito o recorren el país, esta recomendación deja de ser opcional y se convierte en una invitación casi obligatoria: conocer Mashpi es comprender por qué Ecuador empieza a ocupar un lugar destacado en la conversación global del turismo de alto nivel.
En definitiva, Mashpi Lodge no solo invita a una estancia: invita a redescubrir el sentido de viajar en un país que hoy brilla con luz propia en la hotelería mundial.














