“Haz lo que temes y el temor morirá”, nos dice Emerson desde los ecos de la historia. Atrévete a hablar en los días del silencio obligatorio y tu voz será tu compañera. En medio del racismo y la xenofobia, defiende a los indefendibles y ellos lo harán cuando las fuerzas te abandonen. Camina sin miedo bajo las oscuras alas de la violencia de Estado y estrecha la mano del obrero y el campesino, ellos son los rostros de tu patria, los que recuerdan todavía la noche atroz de las cruces sobre el agua.
Toma partido por el “indio” en los días de la “gente de bien”. Porque tú no perdiste la memoria, esa que permanece como la mordedura del hacha en el tronco del sauce que guarda tu infancia. Esa memoria que respeta el recuerdo, intacto, del látigo del capataz sobre la espalda del huasicama, de las bocas de los fusiles frente al pecho del obrero. Toma partido por su causa, que es la tuya. Ponte a su lado, ponte, que te hará bien. Y tus hijos sabrán que estuviste al lado correcto de la historia.
Atrévete a denunciar en las épocas del miedo. Mientras el crimen se toma la patria y la corrupción se exhibe, impune e intocable, la pluma levantada de la prensa libre se levanta para convertirse en el pregonero de la verdad. Nuestro último refugio ante la infamia. Y firma, firma con tu nombre completo bajo tu palabra en las épocas de las redes sociales y el cobarde anonimato. Firma, y tu nombre será escudo, bandera y refugio.
Atrévete a desnudar tus convicciones y los prejuicios de la sociedad mojigata en el tiempo de los likes, el consumo, la belleza artificial y la vacuidad del espíritu. Hazte cargo de tu destino en los días de los nuevos profetas y las dudosas revelaciones. Asume que nadie te mira ni te juzga desde la eternidad. Que a nadie tienes para culpar por tu destino. Que estás sólo de cara a la eternidad. Y deja que esa certeza haga de cada día una fiesta, hasta que llegue la hora del “no va más…” (O)
@andresugaldev





