En el acto “democrático”, primó la apatía de un pueblo ajeno a lo consultado, confundido y con baja comprensión de los temas tratados; además, insatisfecho, desesperanzado y enardecido por el hambre que nutre a los hogares de muchísimos ecuatorianos.
Dura batalla para el Gobierno que se enfrenta a un océano de graves conflictos, unos heredados y, otros, gestados en este período. El pueblo no entiende de economía, pero sí de hambre; entiende de hospitales sin fármacos ni atención, sangre del sicariato, incertidumbre familiar, tragedia social y carencia de futuro. Sería importante dejar a un lado el autoritarismo, tan ajeno a una Democracia, para hablar menos y escuchar más, buscando cumplir con la voluntad de los mandantes. Si así sucede, la historia reconocerá la meritoria del Gobierno.
Es fortaleza gubernamental el usar los talentos para dar giros y cambios en concordancia con el momento político y con todas las fracciones políticas, escuchando las necesidades populares auténticas. Tal es el caso de los eternamente maltratados indígenas, productores de los alimentos del agro, guardianes de la foresta nativa y de las fuentes hídricas que nutren al Ecuador entero.
Un Gobierno se fortalece también al depurar las prioridades, controlar y ordenar las economías irregulares, asistir a los estratos sociales populares con educación, deportes como el fútbol en cuanto a gestor de sanidad y economía, bachillerato técnico, contribución hospitalaria y seguridad social. Pago, obligatorio y sin excepción, de impuestos para alimentar la economía fiscal y la asistencia de tanta necesidad. Concesión vial para exigir ágil y seguro transporte de pasajeros, carga y mercancías.
Cuán importantes es contar con un Gobierno con experiencia y alta moral pública, que junte y cohesione a las fuerzas políticas, evitando el distanciamiento agresivo que afecta a la sociedad en pleno y que, a través de la Asamblea Nacional y/o Congreso, efectúe modificaciones de la Constitución, que permitan mejorar la Democracia y vivir mejores días al pueblo ecuatoriano. (O)






