En una celda austera, lejos del ruido de las calles y del bullicio de las procesiones, reposa la imagen original del Niño Viajero, una de las devociones más profundas y queridas de Cuenca, Ecuador.
Allí, en el Monasterio del Claustro del Carmen de la Asunción, bajo el cuidado permanente de la madre superiora Leonor María del Espíritu Santo, el Niño permanece todo el año en silencio, oración y contemplación. No se exhibe en altares, ya que vive en clausura, como lo dispuso su último custodio, monseñor Miguel Cordero Crespo, en su testamento.
Ubicación de la Celda del Niño Viajero

El Niño Viajero está vestido con la ropa con la que llegó al Monasterio del Carmen
de la Asunción la noche del 24 de diciembre de 1986.
La celda se ubica en el segundo piso del monasterio, junto a una cama de una plaza, y el Niño Viajero se encuentra protegido en una urna de cristal. El ambiente transmite paz, y el ruido de la ciudad no penetra en este espacio del convento. Frente a la celda, hay un patio central rodeado de árboles de pino, durazno y naranjas, así como coloridas flores que completan el entorno de tranquilidad y contemplación.
Ingreso del Niño Viajero al Monasterio
La imagen ingresó al monasterio la noche del 24 de diciembre de 1986, por el torno de la sacristía. Desde ese momento, las religiosas carmelitas descalzas asumieron la custodia de una escultura que no solo representa al Niño Jesús, sino que se ha convertido en un símbolo de identidad espiritual, cultural y social para Cuenca y Ecuador.
“Llegó pobrecito, ahora es un niño rico”, comenta la madre superiora, refiriéndose a que la imagen llegó con un vestido rojo pequeño, mientras que actualmente sus trajes son bordados con hilos de oro, perlas y dos capas.
El Niño Viajero es atribuido al escultor colonial Gaspar Sangurima López, figura emblemática de la escuela cuencana. Según estudios iconográficos, la obra fue creada en 1823, tallada en madera de cedro y pintada al óleo. Mide 31 por 22 centímetros y pesa 441,2 gramos, datos registrados en el libro Desde el silencio, compilado por Simón Valdivieso.
Herencia y Custodia del Niño Viajero
La imagen perteneció a la familia de monseñor Miguel Cordero Crespo, quien aseguraba haberla heredado de su abuelo, el expresidente Luis Cordero. Monseñor siempre sostuvo que se trataba de una obra original de Sangurima.
Tras su fallecimiento, el arzobispo dispuso que la imagen fuera entregada a las madres carmelitas, con la condición de que permaneciera en clausura y solo saliera una vez al año, el 24 de diciembre, para el Pase del Niño. Esta disposición está registrada en el testamento de monseñor:
“La sagrada imagen del Niño Jesús llamada el Niño Viajero, la dejo en herencia a las Madres Carmelitas del Carmen de la Asunción, como un recuerdo del profundo cariño que he tenido toda mi vida a ese Monasterio”.
La Vida Espiritual con el Niño Viajero

Imagen original del Niño Viajero, cubierta por su camisón y rodeada de los recursos iconográficos que la acompañan.
La madre Leonor María del Espíritu Santo, superiora del monasterio desde 1986, afirma:
“Tengo la dicha de tener la imagen aquí, en mi celda. Todos los días le rezo, le pido por Cuenca, por la Iglesia, por los devotos. Es una alegría muy grande, pero también una enorme responsabilidad. Este es el Niño Viajero original, y cuidarlo es un compromiso que asumimos con amor y fidelidad”.
Existen varias réplicas del Niño Viajero, que durante los días previos a la Navidad visitan familias e instituciones para los rezos de las novenas.
Significado y Legado del Niño Viajero
Desde su espacio de silencio, el Niño Viajero sigue caminando con su pueblo. Pequeño en tamaño, pero inmenso en significado, continúa uniendo fe, historia y cultura en una de las expresiones más profundas de la identidad cuencana.
La Vestimenta del Niño Sagrado

El Niño sostiene en sus manos un cetro de oro, el cáliz de la salvación. Porta además una aureola de oro, la cruz pectoral que le regaló Monseñor Marcos Pérez Caicedo y una adorno de rama de capulí de oro.
La imagen sagrada solo puede ser vestida y desvestida por María Bertha de la Santísima Trinidad, religiosa carmelita, quien realiza este delicado ritual cada 25 de mes con extremo cuidado debido a la antigüedad y fragilidad de la figura.
Elementos Simbólicos del Niño
El Niño porta diversos elementos simbólicos:
- Cetro de oro obsequiado por la Policía Nacional.
- Cáliz de la salvación.
- Aureola, sandalias, cruz, medalla y escarpines tejidos por las religiosas.
Todos estos elementos son conservados en cofres especiales y usados únicamente en ocasiones determinadas.
También luce:
- Cruz pectoral arzobispal con piedras rojas, regalo de monseñor Marcos Pérez Caicedo.
- Adorno de capulí de oro.
Significado de los Objetos en la Urna
En la urna del Niño Sagrado reposan:
- Tres pollitos
- Tres carritos
- Un avión
Estos objetos representan las vocaciones religiosas y las peticiones de protección de los devotos durante sus viajes.
Imagen de “Significado Místico” del Niño Viajero
El escritor e investigador Simón Valdivieso Vintimilla es categórico: esta es la única imagen que puede salir al Pase del Niño, en cumplimiento estricto del testamento de Monseñor Cordero. “Si alguien dice que el Niño Viajero estuvo en su casa, no pudo ser esta imagen. Puede haber sido una réplica, pero no la original”, afirma.
Valdivieso describe al Niño Viajero como una imagen portentosa, cargada de significado místico. Recuerda la metáfora del poeta Arturo Cuesta Heredia: “el quinto río de Cuenca es el Pase del Niño”. Un río humano que nace, silenciosamente, en una celda de clausura.
Las religiosas llaman cariñosamente al Niño “el huerfanito”, porque llegó al monasterio poco después de la muerte de Monseñor Cordero. Pasó por el noviciado, creció con la comunidad y hoy comparte la celda de la madre superiora.
DETALLES
- El nombre de Niño Viajero nació cuando monseñor Miguel Cordero llevó la imagen a Roma, donde fue bendecida por el papa Juan XXIII. A su regreso, Rosa Palomeque, exclamó: “¡Ya llegó el viajero!”.
- En 2012 se nombró como padrinos perpetuos del Niño Viajero a la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Desde entonces, cada 23 de diciembre se realiza el simbólico cambio de mando.
- El Pase fue declarado en 2008 Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado. Para el cardenal Luis Cabrera Herrera esta celebración es una de las tradiciones más valiosas del cristianismo ecuatoriano.
- Este año, el Concejo Municipal de Cuenca otorgó la Presea Cuenca Patrimonio Cultural de la Humanidad a la madre Leonor María del Espíritu Santo, por ser la custodia del Niño Viajero.
Texto: Ximena Pesántez A.
Fotos: Ximena Pesántez/Simón Valdivieso
Especial para El Mercurio
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