Sentir la Navidad

Más allá de los credos religiosos, la Navidad es el momento oportuno para enarbolar la paz.

La frase “Paz en Navidad”, expresada en casi todos los rincones de la tierra, suena hueca si no es dicha con sinceridad; si no se la busca con afán, con sacrificio si es posible; si no cesan los odios, si las guerras continúan matando gente; o al interior de cada país perdura la intolerancia, el enfrentamiento, la violencia, la insolidaridad.

En estos días navideños, mucho mejor si es por siempre, deben ablandarse los corazones humanos, dando todo de sí sin esperar nada a cambio, abrazando a quien se ofendió. En suma, vivir, sentir la Navidad como lo que realmente es y significa; haciendo hasta lo imposible para no dejarse arrastrar por el consumismo, comiendo o bebiendo en demasía, en tanto otros esperan por la mano piadosa, por el saludo del ausente, por la visita largamente esperada. 

Como país, anhelemos que la paz pare la violencia, que el recuerdo del nacimiento de Jesucristo golpee la razón de quienes escogieron el camino incorrecto, de aquellos que por mal entender la lucha por las ideas se enzarzan en el odio, en interminables discusiones y acusaciones que, a la larga, enferman la mente, envenenan las almas. 

Las luces multicolores encendidas en viviendas, en espacios públicos, en los árboles navideños, poco valen si los corazones siguen oscuros, o solo reflejan el ánimo por figurar, por mostrar un deleite fatuo.

Ojalá la Noche Buena constituya la ocasión para que las familias, los amigos, de verdad compartan pero con los celulares apagados, cuya utilidad, por mal entendida, convierte a los humanos en una especie de zombis, donde el afecto, el apretón de manos, va siendo parte del pasado.

Vivamos, sintamos la Navidad en paz, tal si fuera la última oportunidad dada para seguir poblando la tierra.

REM

REM

REDACCION EL MERCURIO
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