Fuente inagotable de inspiración para exposiciones, el trabajo de Pablo Picasso vuelve a Londres en un viaje que propone la Royal Academy of Arts a través del universo artístico que el genio malagueño hizo con -y sobre- el papel.
La exposición, «Picasso y Papel», presentada este martes en Londres, abrirá sus puertas del 25 de enero al 13 de abril para hacer una retrospectiva de los 80 años de su trayectoria, marcada por su constante persecución de la innovación y sus esfuerzos por integrar materiales de artes plásticas con papel.
«Por casualidad, pude conseguir un stock de papel japonés. ¡Me costó un brazo y una pierna! Pero sin él, nunca hubiera hecho estos dibujos. El papel me sedujo», dijo en 1943 a un amigo.
Picasso (1881-1973) hizo colajes de papeles cortados y pegados, creó esculturas a partir de trozos de papel rasgado y quemado, y pasó décadas investigando una variedad de técnicas de grabado en soportes del mismo material.
Dibujos a lápiz, tinta y pinturas pastel son algunos de los experimentos en papel que se conservan de los primeros años en su trayectoria artística, marcados por su unión al círculo de modernistas que se congregaba en la taberna barcelonesa de Els Quatre Cats.
La gran obra maestra de Picasso de aquellos días, «La Vie» (1903), se exhibe justo al comienzo de recorrido, junto a dibujos preparatorios y otras piezas en papel que exploran la pobreza, la desesperación y la alienación social, temas dominantes en sus primeros años, conocidos como «el periodo azul».
La muestra avanza en el tiempo hacia su «periodo rosé», marcado por su viaje en 1906 con Fernande Olivier a Gósol, un pueblo remoto de los Pirineos donde alumbró varias composiciones en gouache y acuarela sobre papel.
«El centro de su interés eran los desnudos, tanto masculinos como femeninos», explicó la comisaria del museo Ann Dumas sobre los trabajos en Gósol.
En aquellas obras ya resaltaba la influencia del arte no occidental que más tarde evidenciará en «Les Demoiselles d’Avignong» (1907), cuadro para el que realizará unos estudios de 16 dibujos, tres de los cuales se exhiben ahora en Londres.
En 1912, el pintor ya se encuentra inmerso en el Cubismo, un movimiento que él mismo creó junto al francés Georges Braques, y en el que desarrollaría numerosos papiéres-collieres y collages, como el expuesto «Violín», finalizado en el otoño-invierno de 1912.
«Lo más sorprendente es la capacidad que tiene para reinventarse por completo a sí mismo con mucha libertad», señaló Dumas.
Así, la exposición aterriza en su periodo neoclásico, donde predominan los dibujos con líneas que dejan grandes espacios del papel en blanco, un ejercicio de estilo lineal realista que se puede observar en los retratos que realizó a personajes como Igor Stravinsky o Auguste Renoir.
De su contacto con el surrealismo, un movimiento al que se acercó sin llegar a unirse oficialmente, la muestra destaca «Femmes à leur toilette» (1937-1938), un extraordinario colaje de papeles cortados y pegados de 4,5 metros de largo que preparó un año después de su famoso Guernica.
Periódicos, sobres, papeles antiguos y una increíble variedad de cartas personales salpican el recorrido, al igual que lo hacen los fotogramas que hizo en colaboración con Dora Maar -su pareja sentimental durante años-, junto con diferentes trabajos gráficos experimentales y libros ilustrados.
«Creo que uno de los aspectos de Picasso que se han pasado por alto son sus contribuciones a ilustraciones en libros, ilustró más de 156 libros. A menudo se lo encargaban sus amigos cercanos y poetas», señaló el comisario del Museo de Arte de Cleveland William H.Robinson.
En sus últimos días, el artista español no cesó en su búsqueda de nuevos métodos y se introdujo de lleno en el mundo de la impresión: colección de placas de cobres, dibujos y estampas son el resultado de aquella etapa.
Las obras de la exposición, cedidas en su mayoría por el Museo Picasso de París, viajarán hasta Cleveland (Ohio, EE.UU.) para una muestra paralela que se inaugurará el 24 de mayo. EFE