A pesar de que en marzo del 2015 las prefecturas de Azuay y Guayas firmaron un acuerdo para definir los límites entre las dos provincias, la delimitación de las comunidades occidentales de la parroquia Molleturo aún no es clara.
Según los comuneros, el acuerdo del 2015 no fue socializado con los habitantes de las zonas limítrofes por lo que debe quedar insubsistente. En sitios como Estero Piedra, Luz y Guía o Abdón Calderón la población no sabe si pertenece a Cuenca, Naranjal o Balao.
El dirigente Víctor Bueno sostiene que todas las comunidades de la parroquia Molleturo se sienten azuayas y que, por lo tanto, no reconocen a la provincia del Guayas como su jurisdicción lo que genera conflictos.
La concejala Marisol Peñaloza, integrante de la Comisión de Límites, indica que, por ejemplo, en las fiestas de los recintos y comunidades que según el acuerdo están en Azuay se reciben eventos artísticos auspiciados por las autoridades de Guayas y esto genera “un conflicto de pertenencia” que puede ocasionar desmanes.
El último roce en el sector fue vivido el pasado fin de semana cuando el concejal José Fajardo fue abordado por dirigentes de Luz y Guía que tenían reclamos para las autoridades sobre la falta de definición de límites.
Según Peñaloza, “hasta en las propias familias” hay desacuerdos sobre la provincia a la que pertenecen, pero las repercusiones van más allá de discusiones y debates.
La falta de una definición clara hace que, por ejemplo, los pobladores de las zonas en conflicto inscriban a sus niños y se registren como votantes en Naranjal por la falta de una oficina del Registro Civil en Molleturo y la distancia con el CNE en Cuenca.
Otro tema en conflicto es la obtención de escrituras. Molleturo pertenece a Cuenca por lo que se necesita obtener permisos municipales en la capital azuaya. Nuevamente la distancia hace que se inscriban lotes en el Guayas a pesar de que los documentos puedan no ser validados a futuro.
La concejala señala que se trabaja de la mano con la Viceprefectura del Azuay para emitir una resolución que plantee una consulta popular en Molleturo para definir los límites. “Es la mejor salida”, considera Peñaloza. (JMM)-(I)