En esta columna, pretendo tocar la sensibilidad humana de los ecuatorianos, sobre el lacerante problema, que tiene relación con la crisis de los jubilados y adultos mayores. Solo en el año 2019, uno de cada seis mayores de 60 años, fueron escarnecidos, por lo que la tasa de maltrato se elevó considerablemente en las esferas gubernamentales y familiares, instituciones y residencias de ancianos, detectándose que dos de cada tres trabajadores, han infligido malos tratos a los jubilados bajo su cuidado. Las agresiones verbales y las consecuencias psicológicas, nadie las toma en cuenta, ni siquiera fiscalía, se ha determinado que de mil denuncias que iniciaron Indagación Previa , solo tres fueron a juicio, el resto se desestimaron y archivaron, dejando en la impunidad hechos de ésta naturaleza. El maltrato a las personas mayores es un acto repetido, por la falta de medidas apropiadas para evitarlo. La agresión a este grupo vulnerable, se origina en el estado, que lo condena a vivir el resto de su vida, con una pensión jubilar pírrica, que no es revisada por la Asamblea Nacional, ni por el IESS , por su escuálida economía se alimentan una vez al día y sus condiciones de vida son deplorables, no pueden adquirir medicamentos específicos para sus enfermedades y deben conformarse con paracetamol, que entrega el seguro social y hospitales públicos, como la panacea para las enfermedades, mientras los funcionarios corruptos se llevan millones de dólares. Estas actitudes constituyen violación de los derechos humanos e incluye el maltrato económico, social, físico, sexual, psicológico o emocional, en el ámbito individual, relacional, comunitario y sociocultural. Nuestros mayores están en abandono. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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