Una supuesta censura al grupo chileno Fusión Humor despertó al «monstruo», como se conoce al público del Festival de Viña del Mar, que no paró de silbar en masa durante alrededor de una hora la noche del miércoles.
Todo ocurrió cuando, tras más de una hora de espectáculo, y una vez que los presentadores entregaron a los comediantes las Gaviotas de oro y de plata en reconocimiento a las carcajadas que le habían sacado al público, ya no se les invitó a continuar con el show, a modo de bis, como suele ser habitual, y la emisión televisiva se fue a publicidad.
Es en ese momento cuando el público empezó a pitar con fuerza y sin parar, lo que se alargó incluso cuando los presentadores del festival, María Luisa Godoy y Martín Cárcamo, empezaron a dar paso al siguiente bloque, el del concurso de la canción.
Ambos acabaron dando explicaciones para tratar de calmar la situación.
“Fusión Humor están felices y contentos. Entregaron un show completísimo (…) 70 minutos de rutina, una rutina maravillosa, han cumplido su sueño”, afirmó el presentador, en medio de intensos silbidos, que se sumaron a las fuertes críticas por esa supuesta censura en las redes sociales.
«Nos gusta que despierte el monstruo, pero nos gusta también que tengan respeto por todos los artistas», agregó Godoy.
Incluso con los participantes cantando, tres por la competencia internacional y tres por la folclórica, el «monstruo» continuaba sin calmarse.
En una rueda de prensa posterior, los componentes de Fusión Humor aclararon que la situación se había dado por haberse pasado del tiempo establecido para su actuación.
«La gente quizá no sabe por qué nos cortan, pero técnicamente es por un tema de tiempo. Reitero: no hay ningún tipo de censura. No nos vimos censurados en ningún caso, no nos dijeron nada», confesó Cebolla, uno de los integrantes.
Los pitidos no pararon definitivamente hasta que no pasó el concurso y fue el turno de subir al escenario del argentino Luciano Pereyra, que además de ser componente del jurado del certamen este año también estaba invitado para repasar sus grandes éxitos en la Quinta Vergara, sede del festiva chileno.
Esta situación se da en una complicada 61 edición del festival por la crisis social que vive el país, con protestas en las calles contra el Gobierno del presidente conservador Sebastián Piñera y a favor de un cambio del modelo socioeconómico que permita acabar con la desigualdad social.
El domingo pasado, en la noche inaugural, usuarios de las redes sociales denunciaron que la transmisión televisiva del festival eliminó el sonido ambiente de la emisión, lo que impedía escuchar los gritos del público, que en diversas ocasiones fueron contra el Gobierno. EFE