Está en ejecución la organización y puesta en valor del fondo documental del archivo del artista Eduardo Vega, el cual consta de unos 5.000 documentos entre libros, dibujos, cartas, fotos y más materiales que posee, fruto de un trabajo de más de 50 años en diseño cerámico y muralismo.
Karina Rivera está encomendada de esta labor, bajo la tutela de las historiadoras del arte Giada Lusardi y Shayarina Monard, investigadoras del Laboratorio de Investigación Sobre Fondos Documentales, Proyecto de Agricultura, Diseño y Artes del Ecuador del Siglo XX (Lipada), de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE Quito).
Las bibliotecas de autor, especialmente las de artistas, arquitectos, diseñadores se pueden perder si es que no están puestas en valor. Estas bibliotecas y archivos son muy valiosos pues suelen tener obras, dibujos, bocetos, libros, que se deberían preservar permanentemente.
En el caso de Eduardo Vega, es autor de obras de arte público como el monumento artístico de Los Tótems y el del campus central de la Universidad de Cuenca; además, los de la Gobernación del Azuay y del interior del hotel El Dorado y otros.
La inquietud de poner el valor del archivo surge por iniciativa de Vega y de su esposa Alexandra Kennedy, historiadora del Arte, catedrática universitaria, a fin de que su archivo se organice en forma metodológica y de manera técnica para que su información no se pierda y sea preservada, con el deseo de que ojalá se pueda digitalizar para su conservación y consulta desde cualquier parte del país.
Vega es autor de numerosas obras, murales que están en todo el país, fundó la fábrica cerámica Artesa y en los últimos años ha trabajado en su Galería Taller.
El Estado debería establecer una política para, a través del Ministerio de Cultura, activar un fondo económico con el que se investigue y digitalice los archivos de los artistas, especialmente de quienes están en la tercera edad, a fin de crear un fondo documental centralizado que pueda ser fuente de investigación y consulta para el público.
Así mismo, este fondo debe ser puesto al acceso común en internet, mediante una página atractivamente diseñada que comunique la importancia de estos materiales, dice la doctora Kennedy.
La función de un archivo de artista consiste en conservar registros y documentos (dibujos, lienzos, bocetos, cartas, piezas), que permita a los usuarios de los archivos retornar a las condiciones en las que estas obras fueron creadas, los medios que los produjeron y los contextos de los que formaron parte. (AVB)-(I)