Familias de Gualaceo esperan repatriación de cuerpos de migrantes

Tres habitantes de Gualaceo son dados por fallecidos durante la travesía hacia el “sueño americano”. Los familiares se resisten a creer que sus seres queridos se ahogaron al intentar cruzar el río Bravo, en la frontera entre México y Estados Unidos. “Lo que se conoce es que les arrastró el agua”, dicen los allegados.

El 12 de marzo un grupo de migrantes cruzó el río Bravo, pero tres de ellos no lo lograron; se conoce la identidad de dos víctimas.

Luis Gerardo Lojano Guallpa, de 32 años, nativo de Gualaceo, es uno de los migrantes considerados como fallecidos.

Luis Gerardo Lojano Guallpa, de 32 años, salió el 28 de febrero desde la comunidad Patúl Alto de Gualaceo, primero con destino a Perú para luego emprender el viaje hacia México.

En el trayecto se encontró con otros coterráneos que tenían el mismo anhelo, llegar a Norteamérica y conseguir trabajo.

Lojano deja en la orfandad a tres hijos. Sus familiares se enteraron de la tragedia el pasado 17 de marzo. Un cadáver fue encontrado con su cédula de identidad; falta confirmar las huellas digitales, mencionan.

La Cancillería les ha pedido paciencia para el desarrollo de los trámites y repatriación, pues debido a la pandemia, no hay vuelos.

 

Otro de los fallecidos es Diego Armando Juela Morocho, de 26 años. Era padre de dos niños de 4 y 8 años.

La difícil situación económica y no tener empleo durante los últimos 5 meses fueron parte de las circunstancias que le llevaron a tomar la decisión de emprender el viaje.

Salió desde su domicilio ubicado en la comunidad San Miguel de la parroquia San Juan de Gualaceo, con el único anhelo de buscar mejores días. Los familiares relatan que él anteriormente laboraba en una panadería, pero el negocio fue vendido y pasó a ser un desempleado. Lo recuerdan como un joven lleno de ilusiones, que le gustaba tocar la guitarra.

Zoila Morocho, madre del fallecido, pide la ayuda de las entidades competentes para repatriar el cuerpo que permanece en una morgue del condado de Zapata, en Texas.

Mencionan que ahora la familia también afronta la deuda adquirida para el viaje de Diego Armando.

El río Bravo tiene 3.034 kilómetros de longitud y es una frontera natural entre México y Estados Unidos, su caudal aparenta tranquilidad, pero la corriente es fuerte lo que dificulta avanzar hasta a los nadadores considerados como más experimentados.

Ciertos medios de comunicación han calificado a este afluente como el cementerio del “sueño americano” o un sinónimo de muerte para los migrantes. -(I)

Las familias de los migrantes fallecidos esperan la ayuda para la repatriación de los cuerpos; la próxima semana se cumplen dos meses de los decesos.

Fabian Orellana

Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social con mención en Publicidad y Relaciones Públicas. Periodista multimedia con experiencia en la cobertura de sucesos, noticias de seguridad y coyuntura social.

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