OPINIÓN|
La pandemia del covid ha obligado a los gobiernos a realizar contrataciones urgentes de bienes y servicios para combatirla. Durante el confinamiento se fue expandiendo el virus y junto a este la corrupción en nuestro país y en varios de América Latina.
Los gobiernos tienen varias herramientas e innovaciones digitales para garantizar la transparencia en emergencia, pero no les dio gana de usarlas. Nuestra democracia siempre ha sido frágil y nuestras organizaciones políticas débiles, razón de sobra para que la corrupción campee.
Le pidieron a la gente quedarse en casa y relajarse, mientras las autoridades también se relajaron frente a las leyes y los necesarios controles. Estamos en el país del todo vale y del nadie te controla.
Cada dólar robado cuenta y puede significar la vida de una persona. Una vez más confirmaros que la corrupción afecta a los más pobres. Necesitamos contrarrestarla jubilando a la deteriorada clase política. Estamos próximos a una elección y de verdad queremos caras nuevas. (O)