EDITORIAL│
Las medidas de ajuste económico adoptadas por el Gobierno, como la reducción de salarios para los empleados públicos y maestros, paralelamente a la disminución de la jornada de trabajo, dentro de la estrategia oficial para reducir el gasto del Estado y enfrentar la crisis generada por con el COVID-19, al igual que la virtual eliminación de los subsidios a los combustibles, y la desaparición de varias empresas del estado, ha generado, como era de esperarse las protestas de los sectores sindicales y de empleados y maestros, que se consideran las víctimas de la crisis, cuando aducen que el Gobierno pudo tomar otro tipo de medidas que no les afectasen en sus economías, ya de por sí golpeadas por la pandemia y sus consecuencias.
En realidad, según la óptica gubernamental, al Ejecutivo no le quedaban otras alternativas, que la reducción de sueldos y salarios en el sector público y la eliminación de algunas empresas estatales por no ser rentables. Sin embargo, para algunos analistas, el gobierno de Lenin Moreno si pudo adoptar otras estrategias a fin de obtener recursos que permitan aliviar un tanto la grave falta de liquidez. La principal de ellas, renegociar en términos ventajosos, los créditos internacionales, para así obtener recursos mediante nuevos préstamos, algo que parcialmente lo ha hecho el área económica del Régimen, pero de modo insuficiente, porque quizá le faltó ensayar una estrategia negociadora más acorde con nuestra difícil situación de país dolarizado y sin reservas, para afrontar la crisis producida por la pandemia y la caída en los precios internacionales del petróleo.
De otra parte, conforme se acerca el período electoral a culminar en los comicios que deberán realizarse en el mes de febrero del año próximo, los diversos sectores políticos y sociales del país, bloquean sistemáticamente cualquier acuerdo nacional en procura de paliar la difícil situación económica, traducida en la falta de empleo, despidos masivos de trabajadores, con el paralelo incremento del desempleo y subempleo, que constituye una verdadera “bomba de tiempo” de graves consecuencias.