OPINIÓN|
El Ecuador vive momento crítico y lastimero el más grande de la historia republicana sin dudas y agravado por la pandemia, fenómeno que cambió el mundo y cobra dolores a la humanidad, donde brotes de violencia extrema y agresividad, empujadas por hambre y xenofobia, hacen del mundo jaula de enemigos buscando supervivir sea cual fuese la forma de lograrlo. Ecuador con deuda impagable, sin un dólar de reserva ni fortalezas para resistir la pandemia y con una corrupción inimaginable y extensa, nos acerca al colapso. Todo el pueblo estaba engañado. Pensamos que la corrupción se limitaba al círculo de poder del gobierno y sus entidades cortesanas, cosa clara e irrefutable dentro de muchos gobiernos y multiplicado exponencialmente en el del farsante y ladrón belga, pero hoy y con la ayuda de la Fiscal Salazar, vemos que gobiernos seccionales incluso minúsculos en manos de alumnos verdes que aprendieron perfecto en la madraza correísta, roban valiéndose de la emergencia feroz que sufrimos, amparados en contratos urgentes sin licitación real y honesta posibilitados por la pandemia, con testaferros menesterosos que firman millonarios contratos amañados por argolla mafiosa bien constituida, se embolsican millones sin importar el país y el pueblo ve impávido el desorden. Todos aprendieron muy bien de los ladrones mayores especializados en el terremoto donde hicieron de las suyas. Repetir casos de refinerías, petróleo, inapapers y cientos más es llover sobre mojado, pero da risa que avivatos como Ocles dice que costó más el fideo porque tenía que asegurarse que no contenga gluten, sustancia ignorada por hambreados estómagos a los que derivarían raciones. Que tapará penales, el sinvergüenza de Morales y cuando está con el agua al cuello, pide a fiscalía que investiguen a sus hijastros. Serrano, advierte al estado por su seguridad. Bonilla, Aguinaga, Pavón, enjuiciadas y glosadas, siguen mandando. Mendoza, activo asambleísta con cara de lince, enmudece al no tener defensa de su robo en el Hospital de Pedernales. El Maldonado Carbo, fue lugar de robo millonario por años, donde recompraron medicamentos que en algunos casos ni entraron a bodegas. Y así por el orden, incluyendo pequeños hospitales, municipios y prefecturas se leyeron muy bien el manual del robo en emergencia y vamos a la carga. Por ser un millar de irregularidades no puedo comentar sino apenas unas perlas, pero creo que llegó la hora de hacer algo drástico como pueblo. No sé cómo, pero toca hacerlo. Ya basta. (O)