El Gobierno había llamado a los franceses a celebrar este día, en el que las calles se suelen llenar de gente que bailan en conciertos a veces organizados y otras improvisados, pero recordó que las reuniones de más de diez personas en un lugar público siguen prohibidas, así como las actuaciones espontáneas.
Esto no impidió que ese domingo proliferasen los espectáculos principalmente de DJ, que pincharon música de baile ante cientos de jóvenes que se apiñaron en varios parques y calles sobre todo del este de París.
Tanto los medios de comunicación como las redes sociales difundieron las imágenes entre duras críticas de los internautas, que además apuntaron el prácticamente nulo uso de las mascarillas entre los participantes.
Especialmente criticado fue el evento organizado por el colectivo «Apero électronique» en el parque Villemin, junto al Canal de Saint Martin, donde cientos de «ravers» se congregaron hasta que un chaparrón les obligó a detener el festejo.
Además, la Fiesta de la Música este año estuvo marcada por el recuerdo al joven Steve Maïa Caniço, que en la edición del año pasado en Nantes (noroeste) murió ahogado tras caer al río en una operación policial para dispersar un concierto callejero de música tecno de madrugada. EFE